12 horas antes.

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Estábamos acomodando mis maletas en la cajuela del auto cuando noté que Gerard no llevaba nada consigo.

— ¿Ocurre algo?

— Escucha, Frank, hay algo que debo decirte.

No estaba preparado para aquello que él me iba a decir, claro que no.

¿Quién mierda está preparado para escuchar al amor de su vida decir que quiere quitarse la vida?

Al menos yo no lo estaba.

Entré en pánico en cuando escuche aquellas palabras y solo pude echarme a llorar sin consuelo en el asiento de copiloto.

— Entiéndeme,– Me pone la mano en el hombro para calmarme, como he hecho yo cientos de veces con él.– Lo he pensado durante años, Frank, y jamás he estado tan decidido.

— Puedes buscar ayuda, podemos resolver esto juntos.

— No quiero eso.– Dice como si fuera algo normal, como si no estuviera hablando de quitarse la vida.

— No me hagas esto.

— Todos estos años lo he hecho por ti.– Mi llanto se detiene y solo puedo verlo con confusión sin entender nada.– Se que he sido una mierda, en especial los últimos años, pero siempre he pensado dos veces antes de hacer algo estúpido por ti, porque sé lo mucho que eso te afectaría... y créeme que he tratado de no ser un cretino contigo pero hay veces que ya no puedo conmigo mismo, muchas veces tú me levantaste del suelo cuando ya no podía más, me ayudaste a seguir cuando ni yo tenía ánimos de hacerlo, pero hace algún tiempo atrás creo que me he rendido y ahora solo te causo daño.

— No, Gerard, tu me haces feliz, no digas esas cosas.

— No trates de ocultar las cosas Frank, soy una mierda y ambos lo sabemos.

— Yo te amo.– En 20 años juntos jamás pude decírselo hasta ahora.

— Y yo a ti, Frank, pero ya no quiero seguir.

En mi cabeza no había explicación para todo esto que estaba pasando.

— No me quiero ir sin antes haber visto la playa.

— No, Gerard, no, por favor.

— Me encantaría que vengas conmigo, pero no pienso obligarte.

Había renunciado a todo por él, le había dado mi vida entera buscando ayudarle con su depresión, jamás supe que debía hacer, y ahora, por primera vez en toda mi vida él me pedía algo, algo que no era sexo, esto era un favor de verdad, él me quería consigo en sus últimos momentos y aún cuando yo estaba completamente en contra no podía dejarlo solo y sobre todo no podía negarme a hacer cualquier cosa que me pidiera.

The Journey | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora