Capítulo 4

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Cuando la luz del alba lo despertó en aquel gris día, lo primero que hizo fue regresar al trastero sin siquiera desayunar. Tenía que aprovechar el tiempo que perdía de sus clases por andar persiguiendo historias en Sighisoara. No podía quedarse allí eternamente, tenía que volver a la capital porque aunque llegaba el fin de semana, él seguía teniendo muchas cosas que hacer. Resolvía ese misterio o se iba sin respuestas.

Nada más empezar y tomar el primer bulto de fotos, se encontró con la primera foto. Se trataba de un pelotón del ejército austrohúngaro, un grupo de jóvenes soldados posando orgullosos con sus impecables uniformes frente a lo que parecía un antiguo cartel. Seguramente en ese momento ninguno había disparado una sola bala todavía.

Entre ellos, con su habitual cara seria, reconoció a Kim Taehyung y no pudo evitar la interrogativa que llegaba a su cabeza. ¿Sería alguno de ellos Jeon Jungkook? Buscó en ambas caras de la foto alguna descripción que le permitiera esclarecer sus dudas pero no hubo nada.

Observó varias fotos hasta que llegó a una que le llamó la atención. Dos oficiales y un soldado pero ninguno de ellos era el ya conocido Taehyung. Sin embargo, cuando se fijó en el pie de la foto, no quedaron más dudas, el nombre del soldado era Jeon Jeongguk y por el número escrito, pudo saber que la fotografía había sido tomada en 1914.

Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajarle al fin. Finalmente le había puesto cara a los dos soldados. Colocó sus fotografías una al lado de la otra, sintiendo el aire de sus pulmones escaparse cuando tuvo la sensación de sus miradas clavándose en la suya. Con sus dedos peinó su cabellera castaña sin poder dejar de veros por largos minutos.

Podría estar delirando pero podía ver la súplica en sus mirada: "cuenta nuestra historia o jamás existiremos." A su vez, parecía haber esperanza en sus ojos, una promesa no dicha: "no te olvido, algún día volveremos a vernos y nuestro amor será posible".

Sí, Jungkook sabía que todo aquello estaba solo en su imaginación pero le parecía que era un mensaje extremadamente claro que nunca antes alguien vio y de haberlo hecho, fue vilmente ignorado. ¿Cómo nadie es que nadie notaba los gritos de ayuda que esos ojos daban? Le parecía insólito, inaudito y por alguna razón le molestaba.

Siguió buscando pero lamentablemente no encontró más fotos del hombree se llamó como él. Habían algunas instantáneas del frente, soldados anónimos hundidos en el barro de las trincheras, momentos de descanso sin rastro alguno de felicidad. Oficiales de grandes bigotes y uniformes impolutos haciendo diferentes actividades.

El sonido de la puerta se interrumpe y cuando se voltea, toda la molestia acumulada desapareció ante la imagen del propietario del lugar sosteniendo una bandeja con una sonrisa mientras lo miraba rodeado de cientos de fotografías.

— Primera vez que tenemos servicio de habitación.— Expresó con cierta burla acercándose a él, colocando la bandeja ene l único sitio que encontró sin fotos o algo que pudiera estropear.

— ¿Ya desayunaste? — Preguntó casual, sintiendo lo natural que esa interacción se daba.

— Sí, desayuné hace casi dos horas pero una vez más supuse que estarías estudiando las fotos y perderías la noción del tiempo. — Comentó tomando entre sus manos las fotografías de los difuntos. — Sus miradas están tan apagadas. Sé que es difícil ser feliz o reír con ganas en tiempos de guerra pero ellos simplemente... No lo sé...

Jungkook sonrió ampliamente sosteniendo el envase con cereal y la pequeña botella de leche caliente. El rubio lo observó enarcando una ceja y pronto los dos se encontraron riendo a lo tonto.

— Ya deja de reírte y dime por qué comenzaste a sonreír viéndome con esa cara.

— Esta es la única que tengo, lamento si te incomodó. — Taehyung chasqueó su lengua chocando a postas su hombros mientras dejaba de lado. — Eres un tonto.

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