Capítulo 6

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Sighisoara, 18 de marzo de 1912

Querido Taehyung:

¿Sería muy raro u osado comenzar esta carta expresándome de una manera que podía ser considerada extremadamente cariñosa para dos amigos? Sinceramente, creo que amado Taehyung sería mucho más apropiado pero aún no me he ganado el derecho de llamarte así. No obstante, mi optimismo me permite mantener la esperanza de que tal vez, al finalizar esta carta, me sea permitido referirme a ti como mi amado.

Hoy, se hacen dos años desde que fui integrado a este instituto y también, dos años desde la primera vez que pude contemplar tu rostro. Un día como hoy, tus ojos me miraban con frialdad porque era evidente tu incomodidad al verme cerca de nuestro mejor amigo. Desde ese instante, me conquistaste.

Sé que pensarás sobre lo incorrectas que se pueden sentir mis palabras, quizás hasta las sientas confusas pero quiero que tengas presente algo... Cada letra que en esta carta forma una palabra... Palabras que vienen directamente desde mi corazón y sinceridad desbordante, son reales.

Lo primero que me sorprendió y cautivó de ti, fue el hecho de que mismo si no te agradaba, tu trato hacia mi persona siempre fue más que solo cordial por educación. Eras sincero y transparente con cada una de tus acciones. Jamás me miraste por encima del hombro, siempre lo hiciste como a un igual, cosa que en este mundo y tiempo en el que vivimos no es muy común ni siquiera entre personas pertenecientes a las mismas clases sociales.

Diariamente, me fue conquistando tu mirar, esa sonrisa tan perfecta y brillante que irradiaban tus ojos sinceros y traslúcidos por los que pude transitar hasta llegar a tu alma. ¿Sabes qué? Ese fue el mejor camino recorrido en mi vida.

Desde hace un año, me fui dando cuenta que mi forma de observarte y mi sentir mientras lo hacía, no era del todo correcto para nuestra sociedad pero, sí lo era para mí. Me siento tan bien a tu lado que no hay forma en que esto guardado en mi pecho sea un error.

La forma en la que mi corazón palpita en tu presencia, como mi cabeza a segundos tiende a quedarse en blanco con solo tú reproduciéndote en ella una y otra vez. La calidez que me transmites hasta en el clima más frío, la fuerza que me contagias con solo una frase, un roce, una mirada... El nerviosismo que despierta en mí cada día que me levanto y sé que voy a verte donde en ocasiones no sé siquiera cómo debo comportarme cuando me conoces ya tan bien.

La angustia que me carcome y devora cuando no sé de ti o no puedo verte me hizo creer una vez que estaba loco o mínimo, obsesionado contigo. Sin embargo, supe con el cambio de tu accionar, con nuestra cercanía y mi palpitar interno que esto no era una obsesión enfermiza o una locura que afecta mi sistema.

Esto que me invadió sin que yo me diera cuenta, ha sido el sentimiento más lindo que alguien como yo podría tener. A veces me es imposible no pensar en que no merezco sentir esto, que es inapropiado y que con solo quererte podría enmasillar tu nombre.

Pero no...

No, Taehyung... No hay manera en este mundo de que este sentimiento, las emociones que despiertas en mí sean una ofensa porque tú, todo lo que generas es positivo, es correcto, es maravilloso.

No es posible que la forma en la que me sonríes o te ruborizas cuando estoy cerca de ti sea algo negativo. Tu forma de tensarte o temblar bajo toques inesperados transmitiéndome esa ligera corriente de sensaciones no es incorrecto, no puede serlo.

No puede ser incorrecto todo esto porque de ser así, estoy condenado porque todo lo que hay en mi interior me rebasa, es todo lo mencionado antes e incluso más porque yo...

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