Aún puedo volver

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I

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Diario de Alicia K.

Ha pasado un año desde que me puse en marcha junto a mi madre en el Maravilla para expandir las rutas comerciales.

Nuestro viaje ha sido extraordinario, hemos enfrentado tormentas, leyendas y piratas, seguimos de pie ante todo pronóstico desfavorable, sin duda es la nave de mi padre, tan perseverante y fuerte como él.

Mi madre dice que me parezco mucho a él, que le recuerdo a cuando narraba las historias de sus viajes antes de que falleciera.

Últimamente me he puesto nostálgica, o al menos eso me dicen mi madre y la tripulación, creo que se debe a que estoy recuperando mi cordura. Es como si el océano rogara que ponga mi cabeza en la tierra de una vez.

Aún no lo entiendo, es la primera vez que me cuesta tanto soltar al País de las Maravillas y a todas las personas que conocí ahí. Antes de dormir a mente me viene la pregunta:

¿Cuánto tiempo ha pasado?

No tengo en claro lo que un segundo aquí significa allá, me habría encantado poder preguntarle a Tiempo cómo funciona.

—¿Alicia? —escuchó detrás de ella.

—Mamá, ¿pasa algo? —respondió voz alta al ver que la mujer rubia se acercaba.

Alicia intentó despejar su mente guardando el diario.

—De nuevo pérdida, bueno, no serías Alicia de no estar así —su madre estaba de buen humor, Alicia sabía lo difícil que era para ella acostumbrarse a esa vida y agradecía que tratara de mantenerse con ánimo—. Por cierto, los hombres dijeron que te necesitaban en el camarote, al parecer encontraron algo.

—¿En el camarote de mi padre?

En la parte inferior del Maravilla se encuentra el camarote del capitán, estancia perteneciente al padre de Alicia antes de morir, heredado y utilizado por ella. En una revisión tras enfrentar una tormenta, los marineros abordo encontraron un espacio debajo de la madera donde al parecer, Charles Kingsleigh, guardaba algunos objetos personales y objetos que para los tripulantes no representaban gran valor. Dos minutos después de que Helen le informara a Alicia sobre el descubrimiento la menor llegó a la habitación para revisar lo que había dentro.

En un compartimiento de apenas un metro cuadrado había objetos acumulados, entre ellos algunas cartas dirigidas al padre de Alicia, una brújula, un pequeño telescopio y otros artefactos distribuidos por todo el espacio. Nada llamó más la atención de la joven de cabello dorado que una caja del tamaño de su mano hecha con cartón y envuelta en tela.

—Capitán, ¿qué quiere que hagamos con esto? —preguntó uno de los hombres presentes esperando órdenes.

—Dejen todo aquí, lo revisaré personalmente ahora mismo, ustedes pueden ir a comer.

—La dejamos entonces, capitán.

En cuanto los tripulantes la dejaron sola, la chica se apresuró a su mesa para abrir la caja que de alguna manera, ella sabía que había visto antes, aunque en aquel momento no podía explicar en dónde o cuándo.

—¿Alicia? —Helen entró en el camarote tan solo un segundo antes de que la joven pudiese desenvolver la caja y comenzó a observar las cosas en el suelo— ¿Qué es todo esto?

Mi Séptima Imposibilidad (Alicia & El Sombrerero Loco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora