Mi Séptima Imposibilidad (Alicia & El Sombrerero Loco)

Las mentiras del día Keltikidik

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XI

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| |    Crims    | |    Pantano Turgente    | |

A unas horas para que cayera la noche, Alicia y el Sombrerero seguían su camino atravesando el Pantano Turgente, contando con que llegarían con la Reina Blanca antes del anochecer.

—¿Entonces llovieron peces?

—Por supuesto —afirmó emocionado mientras llevaba a la joven en sus brazos—. Fue algo muy emocionante debiste de haber estado aquí, nos tomó un buen rato recolectar a todos esos pececillos.

—Había escuchado cosas inusuales en mi vida, especialmente de este lugar, pero nunca pensé que en algún momento escucharía que llovieron peces.

—Fue muy divertido, comimos pescado durante un tiempo. Fue un alivio cuando terminó.

—No puedo imaginarlo.

—No lo imagines, mi querida Alicia, tan solo créelo.

Alicia sonrió.

—Tienes razón, te creo.

Se fijó nostálgica en el hombre cuya mirada hacia delante no parecía ver el camino, recordó cuando a pesar de todo lo que había vivido junto al Sombrerero, no pudo creerle cuando le habló de que su familia aún seguía con vida.

El camino fue largo, en cuanto llegaron al cucú se dieron cuenta de que aún les hacía falta poco menos de la mitad para salir del Pantano, tuvieron que rodear el lago.

—Si fueras más pequeña, te habría lanzado en mi sombrero con fuerza —bromeó.

—¿Me habrías dejado sola hasta que llegaras conmigo? Esta vez Bayard no podría ayudarme. Aunque habrías podido llevarme en tu sombrero o en la palma de tu mano.

—Serías un gran decorado en mi sombrero. Pero por ahora creo que llevarte en brazos es lo mejor.

—Como digas —respondió feliz.

El Pantano Turgente forma parte de las cuatro zonas en las que se divide el Bosque Turgente (siendo el propio Bosque junto con el Claro y el Molino), sin embargo, es la única sección donde la vegetación y el ambiente no han tomado el color y la locura del País de las Maravillas. Aun así, mientras cruzaban este extenso lugar no parecía importarles, recordaron las aventuras que ambos pasaron dentro del bosque entero, hasta que llegaron con caballo de la Reina Blanca.

—Oh, hola, amiguito, ya veo porque no pudiste entrar al Pantano con él —dijo el Sombrerero mientras saludaba al caballo—. Debiste traer al Bandersnach, este compañero nunca ha cruzado el Bosque sin la Reina Blanca —concluyó tras subir a Alicia en el lomo del corcel.

—Así que por eso se asustó. Lamento haberte traído hasta aquí pero tenía que traer al Sombrerero y no había mucho tiempo —miró al Sombrerero con obviedad mientras acariciaba al caballo.

—Mi querida Alicia, fuiste tú quien prometió volver a tiempo —dijo al subir al frente del caballo—. Ahora, sostente. ¡Iremos al castillo de la Reina Blanca!

| |   Marmóreo   | |   Castillo de la Reina Blanca   | |

Dentro de los jardines blancos, se encuentraba Mirana, caminando de un lado a otro sin perder los ademanes en sus manos, tan nerviosa como se había prometido calma. Nivens McTwisp apareció en busca de la reina con su reloj en mano.

—¿Majestad? —preguntó el conejo para despejar de sus pensamientos a Mirana.

—McTwisp —la había sorprendido.

—Oh, alteza. Lamento, lamento haberla asustado, ¿está usted bien? —preguntó nervioso.

—No pasa nada —siguió amable, plantándose de cuclillas frente a él—. En realidad me alegro de que llegaras. ¿Cómo estuvo la búsqueda?

—Me temo que no fue como esperábamos, en la Sala de Puertas no hay de qué preocuparnos, las ocho están en buen estado, pero la madriguera que conecta con el mundo de Alicia está cubierta de tierra y roca; me temo que ya no hay nada que hacer. El verdadero problema se encuentra en las demás entradas, las demás puertas no la llevarán de vuelta, solo la Infratierra está conectada —siguió el conejo preocupado.

—Ya veo —agregó pensativa mientras mantenía sus ademanes—. McTwisp, ¿existe otra manera de entrar o salir de Infratierra?

—Además de las madrigueras y puertas, podría ser el viejo espejo de Absolem que ahora resguarda Tiempo, majestad, pero se rompió en cuanto Alicia cruzó la última vez.

—Debe haber otra manera de regresar al mundo de Alicia.

—¿De volver? —preguntó sorprendido el conejo—. Pero, ¿acaso pretende ir? 

—Veo que aún no te has enterado —volvió su tono dulce—. Alicia ha vuelto a Infratierra.

—¡¿Volvió?! —exclamó todavía más sorprendido por la noticia al mismo tiempo que se tiró de espalda.

—Debo pedirte algo.

—Lo que desee, alteza —dijo aún en el suelo.

—Debemos encontrar una manera de asegurarnos que Alicia podrá volver a su mundo si es necesario, dijo que se quedaría un tiempo, pero no pudo decir cuánto. Será arriesgado, pero no puede saber que no existe forma de volver. Se enterará de lo que ocurrió hace poco, eso es inevitable, así que cuento contigo, McTwisp, te pido que no hables de esto con nadie, mucho menos con Alicia o el Sombrerero.

—Como diga —respondió, pronto concentró sus ideas en la última oración, le pareció extraña—. ¿El Sombrerero? 

—Hay mucho que hacer —agregó rápido la Reina Blanca ignorando sin querer al conejo—. Llegarán en cualquier momento, pensaré en algo, pero será como celebrar el día Keltikidik°, aunque esta mentira no será tan piadosa —concluyó entre dientes mientras se daba la vuelta con sus manos en la altura de su cabeza y dirigiéndolas cual baile.

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Nota: °El día Keltikidik es mencionado como una celebración durante el primer reinado de la Reina Blanca, donde todos los habitantes de Infratierra en su vestimenta portan únicamente el color blanco, beben leche y si se dicen mentiras, son piadosas.

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"La llegada de los dos caballeros"