Hoja reseca

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Sin aire,
miro la hoja reseca por el sol.
La contemplo tan sola y fría.
Entre penumbras, la pena se confunde con la noche.
Cómo sufre.
Desatarse de las ataduras es el desafío latente.
Se sincroniza el dolor con la nostalgia de haber sido algo más.
Haber sido.
La noche no es sino otra cosa que el escenario de los que cantan sus condenas.
Yo canto a viva voz,
entre las tinieblas del pasado.
La hoja llora. Yo si la oigo.
Se consume a la madrugada. Se apaga, pobre planta.
Tuvo años de gloria, expuesta en alguna vidriera, en algún patio. En alguna maceta.
Hasta que el olvido entró en el juego.
Y ya no quedó más.
No me sorprende que esa hoja tenga vida.
Se la están quitando.
Me la están quitando.
Me marchito. Se reseca. Ay amiga, cuánto dolor.

Día, ¿porqué tardas tanto en llegar?
Creo que necesitamos una fotosíntesis.
Creo que necesitamos respirar.
La oscuridad se concentra y nos mira de reojo. Nos oye pero no responde.
Que cruel puede ser la noche.

Sombras [poesía] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora