Odiaba el sabor de la cerveza.
No tenía idea de porqué le desagradaba el sabor de esa cosa amarillenta, simplemente no le llamaba la atención, apestaba a rancio y dejaba una sensación realmente desagradable en su perfecta boca cuando deslizaba por su garganta. Además del cosquilleo en su lengua que parecía interminable. Prefería un buen vino, sólo por su color rojizo, el aroma era realmente, más agradable.
Pero no sabía porqué estaba bebiendo ron justo en ese momento.
Vistiendo unos pantalones ajustados oscuros que no le dejaban sentarse con normalidad, una camisa estampada blanca, unas botas y chaqueta, ambas de cuero negro. Cualquier persona pensaría "joder, ese chico es realmente atractivo" causaba eso en la gente ingenua.
Miraban su perfil filoso pero suave, lo inexpresivo que se dejaba ver, el cabello de color azul eléctrico y los ojos de un tono marrón tan oscuro que cualquiera pensaría que eran de un negro intenso.
Fruncía sus labios y los estiraba mientras su espalda se estiraba y se perdía en sus pensamientos para no escuchar los gritos fiesteros de esas personas. Odiaba los gritos cargados de diversión, no eran iguales a los del dolor que causaba una apuñalada. Le parecían ensordecedores.
Simplemente no le veía el sentido a gritar si no era porque un desquiciado les abría la piel con un simple tenedor.
Sí, era capaz de hacer eso. Claro, si la situación lo requería y si se sentía lo suficientemente inspirado para hacerlo.
Para nadie pasaba desaparecido el chico peliazul y solitario en la barra. Incluso las chicas a cargo de atenderla cuchicheaban sobre él, un poco tomadas por el alcohol que se les permitía beber para pasar esas horas laborando hasta la madrugada.
Jinyoung recurría ese bar cada fin de semana, se había dado cuenta de que los ingenuos iban a ese lugar. Le invitaban a sus departamentos o casa y... Él los mataba, sin haber tocado ni un miserable cabello. Con la excusa que no le gustaba adelantarse al acto en un lugar que no fuese una cama... Entonces robaba todo lo que fuese de valor y lo vendía en una tienda de garaje que una viejecita de su vecindario tenía, él llevándose todas las ganancias porque esa pobre mujer estaba esperando su muerte natural. Lo cual, respetaba.
Ja, él ni siquiera se había acostado con nadie en toda su vida porque cada persona de ese club que se atrevía a ponerse en frente de él, moría.
Menos la chica simpática de la barra, no la del pelo castaño, la de pelo grisáceo y piel blanca como la nieve. Ella era amable y le daba vino a mitad de precio.
Se levantó de su asiento y revolvió su cabello, dispuesto a irse. De repente había sentido un extraño pesar sobre sus hombros. Quizás era sueño, si caminaba rápido a su casa, más probabilidad había de que se quedara dormido no más llegar.
—¿Te vas tan temprano?— Preguntó Joohyeon, con un puchero en sus labios. Le extendió la chaqueta que le había pedido, guardara con cuidado porque según él, era muy preciada. Asintió y tomó su prenda. —Hoy hay más gente que de costumbre, este lugar me agradaba más cuando solamente venía gente a emborracharse y a llorar por desamor.
—De verdad no entiendo a ese chico.
Escuchó decir a Dami mientras se alejaba. Sonrió de medio lado y meneó su cabello teñido al sentir miradas posándose en él.
Cuando salió del club, tomó una gran bocanada de aire y suspiró luego de eso. Estirando su espalda nuevamente hasta escuchar sus huesos crujir. Un bostezo brotó de su garganta. Entonces comenzó a caminar y tomó de sus bolsillos la cajetilla de cigarros mentolados y encendió uno cubriéndolo del viento.
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。†.dead balloons (死气球) ; yoonbae
Fanfiction[ 没有什么比他的嘴唇令人愉悦的味道和他脑子里疯狂的想法更像的了] ¿Por qué le había gustado tanto ver como ese chico asesinaba a ese hombre sin compasión? Era enfermizo, pero aún así pensaba que se veía bonito con las mejillas llenas de sangre y el brillo en sus ojos luego de est...