#28

4.1K 449 375
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.











El frío volvió a mi cuerpo de golpe en el momento en el que sus ojos se clavaron en los míos. Un tremendo escalofrío me recorrió de arriba abajo, haciendo que se me erizara la piel.

- Te estaba esperando, mi Muñeco… - la respiración se me aceleró de manera incontrolable, igual que la cantidad de sangre que corría por mis venas se disparó por el bombeo alocado de mi corazón.

Sólo habían pasado dos días, sólo dos y cuanto había pensado en él, a cada segundo, a cada minuto, a cada hora, buscando la manera de encontrar la excusa perfecta para Mark, buscando la manera de conseguir el dinero para su guitarra, arreglándome para él, sólo para él, porque me importaba una mierda haber aparecido en bata delante de mis tíos y mis primos. No lo había hecho por ellos, no, sólo para él. ¿Le había echado de menos? Hasta lo inimaginable, hasta llegar a dormir sólo escasas horas pensando en él, en Jeno, pensando en llamarle, en nuestras conversaciones, en nuestros besos, en nuestra manera de tocarnos, en la manera en la que me había poseído el último día, con tanta fuerza. Había pensado mucho en eso y me había tocado, acariciado y masturbado con la foto que me había enviado por el celular. Había gastado su nombre entre gemidos incontables veces, como no lo había hecho pensando en ninguna otra persona.

En sólo dos días.

Ahora que lo tenía delante, me daba cuenta de cuanto había deseado que volviera.

Me acerqué, a paso lento. Me recordó al paso de una novia camino del altar y sonreí estúpidamente, avergonzado por semejante ocurrencia. Jeno soltó esa risita divertida tan característica, acercándose el cigarrillo a la boca y dándole una calada rápida.

- Un poco más despacio y me convierto en un cubito de hielo. - bromeó y sorprendentemente, lo primero que hice en vez de tirarme a por su boca fue apartar el cigarrillo de sus labios con brusquedad, llevándomelo a los míos, saboreando el sabor de la boca de Jeno impregnado en ese filtro. Le di una calada profunda y le miré a los ojos, expulsando el humo en su rostro consumido por la sorpresa. - Vaya, así que el bueno del Muñeco también sabe hacer cosas malas y estúpidas.

𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora