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A veces, me detengo frente al espejo y me pregunto cómo sería ser bonita. No solo ser atractiva de una manera superficial, sino tener esa belleza que hace que la gente se detenga y sonría, que hace que los ojos brillen al verte. Me pregunto cómo se sentiría caminar por la calle y notar que las miradas de admiración me siguen, que la gente se siente atraída por una luz que yo emito.
Imagino cómo sería despertar cada mañana y sentirme segura de mí misma, no tener que esconderme detrás de capas de maquillaje o ropas cuidadosamente seleccionadas para disimular mis inseguridades. Pienso en cómo sería gustarme a mí misma sin reservas, sin desear ser alguien más, sin comparar cada uno de mis rasgos con los de otra persona.
Anhelo esa sensación de confianza que parece acompañar a aquellos que son considerados hermosos. Me pregunto si su vida es más fácil, si el mundo les trata con más amabilidad solo por el hecho de ser bonitos. Me imagino siendo bonita y sintiendo que finalmente pertenezco, que ya no soy invisible, que mi presencia importa.
No quiero cambiar quién soy en esencia, solo quiero que el mundo vea en mí lo que a veces logro ver en esos raros momentos de claridad: que soy digna de ser amada y admirada. Sueño con el día en que pueda mirarme al espejo y sonreír, no porque me he convertido en alguien más, sino porque he aprendido a ver la belleza en mí misma.
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Susurros del Alma: El Diario de una Adolescente
Roman pour AdolescentsCada capítulo es una ventana a mi mente, donde las páginas de mi diario se convierten en un refugio y un espacio para explorar sueños, luchas y pequeñas victorias cotidianas. A través de mis palabras, te invito a recordar nuestra propia juventud y a...