Los Niños del Hombre

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Las tres hermanas se encontraba ocultas, fuera de la visión de cualquier mortal. Dueñas absolutas de todo lo que las rodeaban, era virtualmente indetectables, indestructibles, inalcanzables... O eso es la que ellas creían.

- Que pasa con esa inútil bestia. - Pregunto la Guisadora mientras revolvía el enorme caldero. - Ya debería estar aquí con la mujer.

- Paciencia hermana. -Dijo la Susurradora . - Ya puedo escuchar su torpe cuerpo acercándose.

- Espero que esta nueva esclava nos dure mas que el anterior. - dijo la Tejedora mientras movía sus manos en torno al caldero. - Me pregunto ¿que tan bien sabrá?

- No te preocupes hermana. - Dijo la Guisadora. - Preparar adultos es un poco mas difícil que prepara niños o jóvenes... solo denme un poco más de tiempo para que llegue al punto exacto.

Todas ellas empezaron a reír mientras el caldo burbujeaba. El efecto de ebullición mando parte de lo que había bajo el agua rojiza a la superficie. El pie y la cabeza de un hombre elfo salieron a la superficie.

- Hace bastante tiempo que no comíamos elfo. - Dijo la Tejedora.

- En efecto .- Dijo la Guisadora .- Es muy raro que anden por estos lados, es el momento ideal para probar la nueva receta que he aprendido de ese Troll errante que nos visito el otro día.

- Yo quiero las orejas.- Dijo la Susurradora. - Dicen que mejoran la elasticidad de la piel... Aaaah ya esta aquí.


Una mano envuelta en blancas vendas, como la nieve, resquebrajo la niebla que formaba el antiguo ritual de ocultación. Al instante surgieron cuatro formas humanas y detrás de ellas la enorme forma de un Demonio.

El demonio rugió con furia disipando la magia de las moiras con su habilidad innata.

- Traición, Traición... - Dijo la Tejedora.

- Miserable gusano, como te atreves a traer a estos engendros a nuestro dominio... te has ganado un destino peor que la muerte. - La Susurradora le apunto con el dedo y escupió unas palabra inteligibles.

El demonio comenzó a hincharse, sus extremidades empezaron a crujir y romperse. Un borrón blanco cerceno la cabeza antes que esta explotara y la mantuvo en el aire. Plumina le había cortado la cabeza al demonio y ahora la sostenía en sus brazos con ayuda de sus apéndices.

- Este no te pertenece Bruja, este pedazo es mio ahora.

Plumina capturo la cabeza del demonio entre sus brazos

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Plumina capturo la cabeza del demonio entre sus brazos. Dentro de ella tenia la púa hemalugica que su amo había forjado especialmente para robar la mente y el destino a bestias como el demonio.

-Puedo sentir todavía como se mueve su mente dentro de su cabeza, su alma aun no se ha ido, puede vernos y escucharnos.- Dijo Plumina mientras posaba su cara dentro del pelaje del demonio.- Estas dentro de él mi querida Púa... oooh yo te sacare.

Heraldo del Destino / The Witcher 3/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora