La princesa de Slytherin

Entre familias

-Fred, sabes que no hay de qué preocuparse, nunca hemos temido a los Malfoy- Arthur a penas se había sorprendido de la amenaza Malfoy. 

-Son capaces de cualquier cosa, por Merlín, abandonaron a un bebé y Morgana sabrá a cuantas habrán asesinado al nacer- George, el hermano gemelo de Fred estaba tan indignado como este.

-¡George se acabó!, si Malfoy quiere venir que venga, sabe que los Weasley no caemos frente a sus chanchullos. Nunca lo hemos hecho, ni siquiera cuando aun tu padre y yo íbamos a Hogwarts- Molly dejó el trapo que estaba utilizando para limpiar y se sentó en una de las sillas de la cocina.

-¿Y si voy a la casa de los Malfoy?- Nunca pensé que con una sola pregunta pudiese llamar la atención de todos los que estaban en la sala.

-¿Tú sola?, estás loca- Fred se cruzó de brazos mirándome con cierta preocupación. 

-Vamos a ver, mi madre me abandonó porque no soportaba la idea de matarme, o eso tengo entendido, aparte de que tampoco hay más explicaciones. Si será mi padre el que venga, tendría vía libre para ir y pedir respuestas a la única persona capaz de darlas- Mi mirada iba vagando entre los azules ojos de todos los presentes.

-Es buena idea- Pero Ron se vio interrumpido por Fred.

-Ni de broma, no, no puedes ir ahí sola.

-Estará Astoria y ella me ayudaría, lo tengo claro- Esta vez hablaba únicamente para Fred.

-Es muy arriesgado Taylor.

-Fred, Taylor no es una niña y si lo que busca es respuestas esta es su única oportunidad. Todos sabemos que Narcissa siempre va acompañada de Lucius o peor aun, Bellatrix- Molly tragó saliva al decir el último nombre y una mirada de asco se apoderó de su rostro.

-¿¡Y si está Bellatrix allí!?

-Fred no podemos basar nuestras vidas entorno a los "y si", porque si lo hacemos nunca podríamos vivir tranquilos. Necesito ir.

-Bien, pero iré contigo quieras o no. Te esperaré fuera de la estúpida mansión Malfoy- Fred se levantó de su asiento sin mirar absolutamente a nadie.

Oculté mi rostro entre mis manos mientras un bufido de frustración se escapaba de mis labios. Podía jurar que no sentía ni una pizca de miedo o nervios, solo tenía fe en encontrar todas las respuestas que llevaba buscando tanto tiempo. Pero ahora, que estaba  apunto de descubrir todo, ¿y si no quería realmente saber las respuestas?, ¿y si lo mejor para mí era vivir en una completa ignorancia que solo fomentaría mi odio hacia mi propia sangre?, una vez más me reprendí mentalmente por plantearme lo mismo que Fred había hecho.

Las horas iban pasando y todos los Weasley esperaban la llegada de Lucius a la casa para que así, Fred y yo pudiéramos aparecernos en la mansión Malfoy. Su mano apretaba de vez en cuando la mía intentando llamar la atención de mi mirada, que cada pocos segundos se perdía entre mis pensamientos.

-Taylor, ¿quieres comer algo?- Ginny se sentó justo a mi lado ofreciéndome unas galletas que seguramente, en otro momento, hubiese aceptado a la primera.

-No, gracias- Sonreí tan fingidamente que hasta a mí me dolió hacerlo pero la pequeña pelirroja pareció entender mi situación y se limitó a dejar una suave caricia en mi brazo como señal de apoyo, señal que sin duda necesitaba.

-Está aquí-La voz de Ron al entrar por la puerta principal nos sobresaltó a Fred y a mi mucho más que la previa amenaza de Draco. Ambos nos miramos y asentimos como si nuestras mentes se plantearan la misma pregunta. Fred tomó mi mano con fuerza y justo en el momento en el que, con mi mirada, me despedía de los presentes aparecimos en lo que parecía ser la entrada de la casa Malfoy.