III - La Ceremonia de Selección.

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La noche cayó en todo el Reino Unido. Los paisajes verdes que se dejaban ver alrededor de aquel portentoso castillo estaban bañados por la oscuridad de la noche y los pequeños reflejos que brindaban las estrellas en el cielo.

Lyanne, a pesar de estar sentada en una pequeña barca con tres niños de primer curso, no pudo evitar maravillarse ante la vista, y deseó haberse quedado flotando sobre aquel inmenso y espeso lago, observando la imagen ilimitadamente. Beuxbatons era un lugar con mucho encanto y extravagancia, pero jamás había visto algo así.

Ella y los demás nuevos estudiantes anduvieron por un camino corto que les condujo a la gran entrada del castillo, y unos pasos más adelante, a dos robustas puertas de madera que se encontraban a pocos pasos de la entrada principal.

Una señora algo mayor, de mediana estatura y delgada con expresión severa les miraba atentamente, esperando a que guardasen silencio.

—Buenas noches a todos, soy la profesora McGonagall. —Comenzó asomando una pequeña sonrisa. —Bienvenidos a Hogwarts, la ceremonia de selección donde se decidirá a qué casa perteneceréis está por comenzar. —Lya escuchaba atentamente junto a los demás niños, ella ya tenía alguna idea de cómo era Hogwarts debido a lo que Thyago y su tía la habían comentado, aunque ella nunca prestó demasiada atención.

—Podéis pertenecer a Gryffindor, Ravenclaw, Hufflepuff, o Slytherin. —Continuó la mujer. —Cada casa aquí será como vuestra familia, vuestros logros os harán ganar puntos, y cualquier infracción de las normas os hará perderlos. Estos puntos se sumarán y la casa que más puntos haya recolectado, será galardonada con la copa de las casas a final de curso. Ahora, seguidme. —Concluyó con una casi imperceptible emoción.

Lyanne, que se disponía a comenzar a andar tras ella, fue parada por aquella profesora suavemente.

—Lyanne Jade, ¿Me equivoco? —Preguntó la señora. Ella asintió firme pero confundida. —Al ser de cuarto curso debes quedarte aquí hasta que termine la ceremonia de los de primero, serás avisada para entrar.

Lya se quedó atrás, justo donde aquella profesora le dijo que se quedase. Un enorme salón se abrió tras aquellas portentosas puertas, dejando cuatro mesas con distintos colores a la vista.

—¡Sabía que era coña! —Exclamó un joven de pelo anaranjado y mirada azul en una de las alargadas mesas. —¡Me debes tener que hacerme los primeros deberes que Snape nos mande durante dos días! —Se rió. A su lado, a el azabache que compró los calderos de chocolate en el tren, se le enrojecieron las mejillas y frunció el ceño.

—¡Que no tío! Se lo que vi, LA vi. De hecho, Fred y George están para corroborarlo. —Se excusó. —Os la iba a presentar, ¡pero ELLOS se la llevaron! —Espetó el ojiverde mirando a los hermanos de su amigo y haciendo ímpetu en el "Ellos".

—Yo no se de que habla Gred.

—Ni yo Forge, creo que el niño que vivió está volviéndose loco. —Bromearon mientras que los niños iban siendo seleccionados a sus respectivas casas.

—Una apuesta es una apuesta Harry. —Se incluyó en la conversación una adolescente de pelo enredado castaño.

El azabache decidió no discutirlo más, y Ron se frotó las manos victorioso, Harry estaba seguro de lo que había visto, aunque ella no se encontrase entre los nuevos estudiantes de primer curso.

Cada estudiante fue seleccionado por un característico sombrero algo viejo, y fueron recibidos a sus respectivas casas con vítores y aplausos.

Al frente de la sala, un hombre mayor, con una larga barba platinada, nariz torcida y gafas de media luna ante unos ojos que parecían perlas azules, había dedicado a todos los estudiantes y profesorado unas palabras de bienvenida.

Instinto. [Draco Malfoy & tú.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora