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Akutagawa primero se quedó quieto, sorprendido de la acción de Atsushi y de tenerlo de pronto tan cerca, pero luego reaccionó.

- ¡Suéltame! - gritó y agitó su brazo.

- ¡No lo haré! - respondió Atsushi - ¡No hasta que me digas la verdad! - Akutagawa estaba entrando en pánico. Se le acababan las opciones. Así que, sin saber muy bien lo que hacía, atacó a Atsushi con su habilidad.

- ¡Rashoumon! - de un movimiento, Akutagawa estampó a Atsushi contra la pared, dejándolo a casi medio metro de altura - ¡Ya basta! ¡Déjame solo! ¡No te acerques más a mí! ¡¿Por qué no puedes entenderlo?!

Atsushi tosió sangre. También estaba sangrando de la cabeza debido al golpe. A pesar de eso Akutagawa no desactivó su habilidad. ¿Qué más podía hacer para que Atsushi comprendiera? ¿Sólo le quedaba lastimarlo físicamente? Si era así, entonces lo haría.

- ¿"Ya basta"? - dijo Atsushi - Yo soy quien debería decir eso... ¡Ya basta!

Atsushi activó también su habilidad, transformando sus brazos en los del tigre, y con su fuerza se liberó de Rashoumon.

- ¿Qué?

Akutagawa no pudo reaccionar a tiempo, y Atsushi le dió un puñetazo en la cara que lo hizo retroceder y sangrar de la boca. No sabía que Atsushi había llegado a la misma conclusión que él: si no podía hacerle entrar en razón salvo a golpes, entonces así sería.

- ¡Basta, Akutagawa! - gritó - ¡Deja de mentirme! ¡¿Crees que soy estúpido?!

- ¡Sí, eso creo! - Akutagawa no se detuvo. Convocó a Rashoumon una vez más y, deformándolo para crear lanzas, atacó de nuevo a Atsushi - ¡Si no lo fueras, no estaríamos aquí! Sólo deseas imposibles, ¡pero ni tú mismo lo comprendes!

Atsushi esquivó con su velocidad los ataques de Rashoumon. Se acercó a Akutagawa, hasta que ambos entablaron un combate de puños, patadas, bloqueos y ataques, que destrozó el callejón entero.

- ¿Quién es el que no comprende? - Atsushi dijo - ¡Tú tampoco entiendes nada! Crees que esto es imposible, pero aún así, ¡cada vez que mientes, tu expresión sólo demuestra dolor y sufrimiento! - Akutagawa se sorprendió. ¿Esa era la cara que había puesto todo este tiempo? Y en su descuido, Atsushi le clavó otro golpe, esta vez en el estómago - ¡¿Quién es el estúpido aquí?!

Entonces, Atsushi escupió sangre. Se había descuidado y Rashoumon lo había apuñalado en la espalda.

- ¡Eres tú!

Akutagawa lanzó a Atsushi, pero éste alcanzó a caer en una pared y saltar hacía él de nuevo. Akutagawa lo recibió con un enjambre de filosas púas creadas con su habilidad, pero Atsushi logró abrirse paso entre ellas, haciéndose cortes en todo el cuerpo, mientras lanzaba un zarpazo con sus garras a la cara de Akutagawa. Lo esquivó apenas, recibiendo una dolorosa herida en su mejilla.

- ¿Crees que algo entre nosotros tiene algún sentido? - gritó Akutagawa. Atsushi no paraba su ataque - ¿Crees que eso demostrará algo? ¡Al final, sólo nos arrepentiremos! ¡Por eso es mejor terminar con todo ahora!

- ¡¿Y por qué debería tener sentido?! - Atsushi dió un salto al frente en una oportunidad, y golpeó a Akutagawa en el lado de la cara que no tenía la cortada - Si es así, entonces ¿qué sentido tiene hacer esto,  cuando los dos estamos sufriendo? - tomó a Akutagawa del cuello de su chaqueta negra - ¡Me gustas! Y aunque no me lo digas, ¡sé que yo también a ti! ¿Eso no es suficiente? ¿Por qué no podemos intentar estar juntos? Incluso si en el futuro todo termina como dices, y nos arrepentimos de esta decisión... - Atsushi había comenzado a lagrimear sin darse cuenta - ¿acaso eso volvería todos los ratos buenos una mentira?

Akutagawa no recordaba la última vez que había visto a Atsushi tan desesperado. Tampoco la última vez que se había sentido tan frágil. Había hecho todo lo que estaba en su poder por alejarlo, y aún así, Atsushi seguía regresando. Seguía diciendo "me gustas". De pronto, Akutagawa comenzó a entender el verdadero peso de aquellas palabras.

Y eso finalmente fue lo que lo quebró.

- Tengo miedo - susurró. Tembló -. No quiero...que me odies...como antes. Y si te acercas más... Es probable que lo hagas... Aún no te has acercado tanto... y mira lo que te hice.

Akutagawa observó a Atsushi. Tenía heridas en todo su cuerpo. ¿Por qué había hecho eso? ¿Para protegerlo? ¿O para demostrarle cómo era el monstruo que se creía ser? Pero Atsushi no veía ningún mosntruo; sólo lo lo veía a él y, lo que veía, era a un Akutagawa perdido, con miedo y al borde de las lágrimas.

- Entonces ¿por qué mentiste? No hay forma de que no supieras que eso me iba a molestar.

Akutagawa bajó la cabeza.

- Porque yo... Aún no sé qué se siente... Ser amado por ti.

El corazón de Atsushi dió un brinco de pronto.

- Mientras no lo sepa - continúo Akutagawa - puedo soportar que me odies... pero no después de saberlo... por eso... si todo acababa antes de que lo supiera... ambos podríamos seguir sin pensar demasiado en esto.

- Akutagawa...

- No sé cómo hacerlo. No sé cómo seguir adelante... cuando todo parece capaz de caerse en pedazos tan fácil.  ¿Cómo podría tener esperanza...?

En ese momento, era lo que Akutagawa más quería: poder tener la fe de que las cosas saldrían bien. Con eso, entonces, tal vez... A Atsushi no le importó, y sin pensarlo dos veces lo abrazó. Si no podía darle esperanza, al menos podía darle una cosa.

- Me gustas - le dijo -. Yo también tengo dudas. No estoy seguro de que esto vaya a funcionar. Tampoco estoy seguro de cómo hacer eso que dices... Así que descubrámoslo juntos.

Akutagawa podía sentir la calidez de Atsushi, de su abrazo y de su voz. Por un momento pensó que iba a llorar.

- ¿En serio está bien? - seguía hablando en susurros - ¿Algo como esto...con alguien como yo...?

- Está bien - respondió Atsushi.

- Intenté matarte. Más de un vez.

- También yo.

- Te lastimé. Te mentí. Tal vez lo vuelva a hacer.

- Volveré a patearte el trasero, entonces. Y luego, te volveré a abrazar. Porque te quiero.

Akutagawa quiso decir más, pero no pudo. Su voz se quedó atascada en su garganta, mientras algunas lágrimas se escapaban por sus ojos. Lentamente y con cuidado, como esperando ser detenido, extendió sus manos hasta el rostro de Atsushi, hasta que lo tuvo frente al suyo, y lo besó profundamente. Cuando sus labios se separaron, sólo dijo dos cosas:

- Lo siento. Te amo.

Atsushi pensó que estaba soñando por un instante, pero cuando Akutagawa lo besó de nuevo se dió cuenta que no. Toda su sangre subió a su cabeza, dejando su cara de un rojo brillante, que sólo se intensificó cuando Akutagawa comenzó a dejarlo sin aliento. Bruscamente se apartó de él con ambas manos, avergonzado como nunca.

- ¡ES-ESPERA! - dijo, buscando aire - No... No respiro...

- Me gustas - dijo Akutagawa, acercando de nuevo su cara a su rostro. Atsushi primero se ruborizó otro poco más, pero después, sonrió.

- Por fin lo dijiste.

Por primera vez, Akutagawa se permitió pensar que era lindo, a pesar de que ambos estaban llenos de heridas. La verdad era que estaban hechos un desastre, de pie, sangrando, en medio del callejón destruido. Pero no les importó su apariencia ni el sitio en donde estaban, y tampoco les preocupó el destino de su nueva e incierta relación. Así que, sin pensarlo mucho, Akutagawa lo besó una vez más. En ese momento, sólo existían ellos dos.

El Perro Rabioso y el Hombre Tigre ( Ship AkuAtsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora