Capítulo III: El Reloj de Arena

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Gloria y Nicolás apenas y pudieron dormir, se la pasaron todo la noche contactando a todas las personas posibles de confianza que se encontraran en territorio Paraguayo, o al menos que estuviera cerca de él, estaban organizando todo para rescatar a Andrea, Gloria había hecho todo lo posible para contar con el apoyo de todos sus contactos en Paraguay, todo estaba perfectamente planeado, pero no podian actúar de manera tan rápida, no se sabía con exactitud cuántos secuestradores eran, si tenían aliados o no, las armas que podían contener, entre otras más incógnitas.
Por otro lado, estaba Andrea, la noche anterior en Paraguay, había logrado comunicarse con su mamá después de todo, había aprovechado de que los hermanos habían salido a tratar de calmar a Tomás, estaba vuelto loco. Según él, ya los habían descubierto, debían que irse lo más rápido posible de ese lugar, no estaban seguros allí. Henry había dejado a Andrea, con una mano con algunas lesiones totalmente desatada, y Andrea había aprovechado de que tenía un teléfono justamente a su lado, podía hacer al menos una llamada para pedir ayuda, estaba desesperada por salir de este sufrimiento.

Pero para desgracia de ella, Tomás se dio cuenta de lo que estaba haciendo, e inmediatamente se fue corriendo hacia ella, dentro de la cabaña, y le dio una fuerte golpiza que le había dejado caer algunos dientes de la boca, al mismo tiempo estaba saliendo cada vez más y más sangre de su boca, cada vez más le estaba dando más golpes, y en su mente lo único que se reproducía eran recuerdos confusos sobre cómo había llegado hasta acá, se vió asímisma en tercera persona con los vidrios clavados en la cara, viendo como perdía de poco a poco su respiración, y mientras más perdía uso de razón, los golpes de Tomás se volvían cada vez más fuertes, hasta tal punto de haberle roto la naríz y los labios, mientras que sus hermanos trataban de alejar a Tomás de Andrea, no era el momento, aún faltaba por mucho más que hacerle como para matarla a golpes. El ambiente estaba muy tenso esa noche, pero tuvieron que buscar de manera rápida la manera de salir de ese lugar lo más rápido posible, estaban a punto de descubrirlos.

Pero lejos de toda la tensión, volvamos a Buenos Aires.

La mañana siguiente en la residencia Martínez, Alinson y Amaya cumplieron su promesa de seguir con el funeral de Andrea, y despedirla con un último adiós, donde asistieron varias amistades cercanas de la familia, en el funeral las hermanas lloraron, se arrepintieron, dieron hasta un discurso emotivo sobre lo tan buena persona que llegó a ser Andrea Martínez en vida, todos sus logros al pasar de los años, sólo se habló de buena vibra y pura positividad sobre ella, eran tan buenas actrices que hasta los gestos fueron muy realistas. Sin embargo, estas, lejos de estar tan tristes,  se encontraban preocupadas y muy pensativas por el estado que se encontraba su hermana y ahora su madre, quien las había dejado solas sin más.

Pero más que un funeral, parecía una conferencia, todos los invitados hablaban sobre dónde estaba Gloria, ¿Por qué no estaba aquí, en el funeral de su hija?, ¿Por qué le importó más un asunto de negocios que decirle un último adiós a su hija?, eran de las preguntas más comentadas en el funeral. Las gemelas estaban más que seguras que Andrea estaba viva, al ver ese cuerpo acostado en el ataúd, supieron de inmediato que su madre no estaba volviéndose loca, y que lo que les contaba era totalmente cierto. Esa mujer que se encontraba en el ataúd no tenía el tatuaje, no tenía el mismo tono de piel que Andrea, estaba incluso mucho más delgada que Andrea, no era ella en lo más mínimo absoluto. Las gemelas no sabían nada de su madre desde hace más de 12 horas, estaban empezando a preocuparse por ella, pero sabían que por su seguridad era mejor mantener la calma, y seguir con lo acordado al plan.

Mientras tanto, estaba Gloria con Nicolás, trabajando duramente para recuperar sana y salva a Andrea, su equipo cada vez más se acercaba por el bosque donde se encontraba Andrea secuestrada, iban en cubierto, como si fueran las típicas familias esas que van a acampar en las montañas de los bosques, para así planear cómo iban a atacar a los secuestradores. Su plan estaba saliendo a la perfección, era cuestión de que el reloj de arena cayera de poco a poco, hasta la hora pico, para volver a tener a su hija en los brazos, lamentando todo el daño psicológico que le ha hecho durante todo este tiempo. Gloria y Nicolás estaban preparando todo para su salida de Argentina, hacia el territorio Paraguayo, Gloria tuvo que utilizar un pasaporte falsificado para poder entrar al país, su pasaporte estaba completamente roto, y no podía perder el tiempo esperando días y días a que lo hicieran. Aybar rentó, con el dinero de Martínez, una casa rodante para poder utilizar todo el equipo necesario que debían que usar para mantener al equipo que habían reclutado, quienes iban a mantener  en contacto constante sobre nuevas novedades en el territorio.

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