Kittle I

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Kittle: Difícil de tratar, propenso a un comportamiento errático.

El tic tac del reloj me estaba desesperando. El sonar del tacón de la recepcionista me escocía. Mis dedos ya no tenía uñas a las cuales morder, estaba cayendo.

<<Dinonato>>

Señorita Dinonato – murmuró la recepcionista con una voz aguda.

Desperté de mi aturdimiento y me levanté como resorte para ingresar con mi nuevo psiquiatra.
Llevaba dos este mes, ninguno podía conmigo.

Se me fue la mano y la puerta dio un pequeño azote. Con cara de sorprendida me di la vuelta para sentarme. El lugar se sentía cálido, tal vez porque las paredes eran de color café, y tenía muchas plantas, lo que más me gustó fue su ventanal, donde entraban los rayos del sol calentando el ambiente del frío que hacía afuera.

De otra puerta, apareció el que sería mi nueva víctima, perdón quise decir, mi nuevo psiquiatra. Si tenía que repetírmelo siempre.

Se sentó en su escritorio y me miró.

Hola Sara, me llamo Lucas Carlock, seré tu nuevo amigo, por si gustas llamarlo así, ya revise tu expediente y trabajaremos en ello. ¿Estás de acuerdo?  — me dedico una sonrisa, si fuera una chica hormonada me hubiera parecido atractiva, porque realmente el hombre lo era, pero solo podía pensar en cómo sería tomarlo de su grueso cuello.

Si. — murmure.

Él se levando y empezó a caminar por la habitación, comentaba de mis problemas de como puede ayudarme, el horario de las sesiones y cosas así.

Yo me mordía los labios, y apretaba con fuerza la orilla del sillón. Él lo noto, frunció el ceño y enseguida lo anotó en su cuaderno.

Entonces Sara, ¿ cómo te sientes hoy?

¿Es enserio?

Solté mi labio inferior y suspiré. Me cansaba volver a repetir lo que siempre sentía a una persona diferente.

Siento desespero, en mi cabeza pasan muchas escenas de como podría hacer muchas cosas. ¿Si sabe a lo que me refiero verdad? — comenté rascándome atrás de la oreja y viéndolo directo a los ojos.

El asintió, lo sabía porque leyó mi expediente, así que procedí hablando.

Siempre lo tengo en mente, él como torturar a cierta persona, como seria el sabor de su piel. Logro contenerme, por eso no me han internado. Creen que aún hay esperanza para mi.

El tiempo restante de la sesión lo ocupó para recetarme nuevos medicamentos y platicar conmigo, debo confesar que si era muy bueno en su trabajo. Casi me conmovía. 

Casi.

Lastima.

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