Capitulo 11: Un Trago Amargo.

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En el cementerio se encuera  el mausoleo de la familia de Noel. Allí entre Mario y un compañero, llevando flores y una antorcha. Mario le ordena a su amigo que espere afuera mientras el deposita las flores ante la tumba de Julia y exclama las palabras mas dulces que había dado en toda su vida.

De pronto, su amigo le da una señal de que alguien se dirige hacia el mausoleo. Mario se esconde y entran José y su amigo Miguel, que conoció en Villa Faro, con una antorcha y un azadón.

-Dame ese azadón y la palanca de hierro- dice José- Toma esta carta y mañana por la mañana, la entregaras a mi hermano. - le entrega la carta- Ahora lárgate, quédate afuera y no me interrumpas, porque bajare a ese lecho de muerte para volver a ver a mi amada Julia.

Miguel: - Amigo, deberías de pensar bien lo que vas hacer, ella ya esta muerta no volverá, habrán mejores- Dijo sin saber que aumento la ira de José, mirándolo con ira. -Perdón, espero que sean feliz y que nada los puedan separar, donde quiera que estén.

Su amigo se retira, al tiempo que José le da una gratificación y se despide.

Mario alcanza a ver a José y sale de su escondite para detener la accion de venganza que piensa va a comeer. Se adelanta hacia el joven y grita:

-¿¡Que diablos crees que estas haciendo depravado!? Tu, tu eres uno de las Panteras, ¡Tu eres José!- dijo antes de sacar su pistola y apuntarle. - ¿Como es posible que tengas un alma tan malvada para molestar el descanso eterno de mi amada.- dijo este, haciendo que José despertara con curiosidad.

-¿Amada? ¿Quien eres tu para llamarla así?- dijo José recordándose su nombre.- Tu debes de ser Mario, ¡Maldito! ¡tu fuiste quien violo a Julia!- intentando acercarse a Mario pero este le apunta en la cabeza.

-Tranquila, o estarás con ella en el mas allá, Sabes que mi tío es candado, así que puedo matarte y dejarte aquí tirado como un perro- Dijo Mario Pasándose la mano por el rostro.

-Por eso he venido yo aquí, tras mi muerte por la perdida de mi amor.- Responde José- No te atrevas a tentar a un hombre desesperado. Y piensa en estos que no rodean y ya se fueron- Decía acercándose hacia Mario lentamente. -No pongas otro pecado sobre mi cabeza, obligándome a que pierda los estribos.- Le pasa por el lado a Mario. -Aléjate, yo he venido armado contra mi vida. No permanezcas aquí, aléjate, vive, y ahora en delante podrás decir que un loco te hizo huir.- Sacando su frasco del bolsillo, llevándoselo al pecho.

Pero Mario insiste en detenerlo - Te dijo que la dejaras en paz, ella me pertenecía, tenias que venir a robarse su corazón.- Decía entre lagrimas. - Por eso hice lo que hice, por que la amaba, y la sigo amando.

la noche empieza a nublarse y sonar los truenos en el cielo - Es hermoso, tendré una muerte entre las lagrimas de Julia.- Dijo este en voz baja, sin que Mario lo escuche.

Mario se le acerca apuntándole en la cabeza. - Te dije que te alejes de ella- sobando el arma, dispuesto a jalar el gatillo.

-Mario, te perdono. Eso diría ella si estuviera viva ahora mismo, pero algo dentro de mi, me dice que no es así- dice volteándose hacia Mario. - No quiero cargarte en mi conciencia.

Mario le sigue apunto en la cabeza, ya desesperado de acabar con todo y despedirse de Julia. La lluvia no aguanto de estar entre las nubes, y comienza a llover, al caerle en el ojo derecho, la primera gota a Mario. José aprovecha que este se distrae, lanzándose hacia él, forcejeando por el arma, mientras la lluvia los mojaba.

-Pensaba dejarte vivir, pero me acorde de  algo importante- decía José- Por tu culpa, tuve que matar a mi mejor amigo y no te lo perdonare, y toda esa culpabilidad y odio hacia a mi, me lo tuve que aguantar. -

Amor en guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora