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- Mamá, ya estoy en casa - dijo Yuta entrando a casa.

- ¿Dónde estabas? Estaba preocupada por tí jovencito - decía con ambas manos en las caderas.

- Estaba en casa de una amiga, se me olvidó decírtelo, lo siento.

- ¿Una amiga? - se tomó unos segundos - me alegro de que desde el primer día hagas amigos, un día de estos tráela a casa y así la conozco.

- No creo que sea neces-

- Que la traigas a casa dije - dijo en un tono muy firme - ¿Qué haces ahí parado? Vete ahora mismo a lavarte las manos y ponte a cenar.

Yuta obedeció como buen niño de mamá que era.
Cenó en silencio absoluto y subió a su habitación.
Nada más entrar saltó a la cama de felicidad. No había dejado de pensar en aquel beso durante toda la tarde. Se sentía un afortunado de haber sido su primer beso. Estaba en medio de las nubes hasta que un mensaje lo interrumpió.

Era su mejor amigo, Mark, le decía que volvía de Canadá para visitarlo. Yuta se alegró de inmediato, como era de esperar.

A la mañana siguiente, Hyemi se despertó algo más tarde de lo normal, asique se dió bastante prisa.

Al abrir la puerta de la entrada, vio a Yuta al otro lado del jardín exterior, el chico estaba mirando al suelo mientras hablaba solo.

- ¿Yuta? - dijo Hyemi acercándose rápidamente a Yuta.

- Oh, Hyemi, buenos días.

- ¿Qué haces aquí?

- Yo, uhm, ¿Quieres que te lleve al colegio?

- ¿Llevarme?

Dicho eso, Yuta se apartó y señaló un todo terreno negro al otro lado de la calle.
Hyemi dudó un poco, pero accedió a ir con él.
En lo que no había caído era en lo incómodo que sería el viaje. Ninguno de los dos decía nada, la radio no estaba puesta y mucho menos se dirigían una mirada. Silencio absoluto hasta llegar a aquel edificio.

Bajaron del coche y fueron juntos hacia el aula que le tocaba a Hyemi, al dejarla allí seguían incómodos, pero aún así Yuta habló.

- Hyemi, yo, no quiero que el beso de ayer interfiera en nuestra amistad, si te incomoda est-

- No te preocupes, no pasa nada, fue solo un beso, para foltarecer la amistad, ya sabes - decía con una incómoda risa.

Comenzaron a reír hasta que el equipo de fútbol pasó bruscamente a su lado, haciendo así que Hyemi fuera empujada hacia Yuta; este la agarró de la cintura para que no cayera.

La sostuvo agarrada hasta que todo el equipo pasó. Después de eso la soltó inmediatamente y se disculpó con ella de nuevo, aunque a ella realmente parecía no importarle lo ocurrido.
Se despidieron y quedaron en comer juntos en el primer descanso.

Yuta se marchó con una sonrisa hacia el campo de fútbol y Hyemi entró al aula de artes con una sonrisa también.

Al entrar al aula, las chicas que había ahí miraban a Hyemi con una curiosa mirada, al principio la incomodaron con tanta miradita, pero luego dejó de darle importancia. Se sentó en su sitio y mientras sacaba sus cosas se le acercó una chica.

- Oye, ¿Acaso estás saliendo con Yuta Nakamoto?

- No es de tu incumbencia - le respondió fríamente.

- Si o no, te he preguntado amablemente, tienes que responderme de igual manera.

- ¿Estás sorda? He dicho que no es de tu incumbencia - realmente le molestaba la gente que se entromete en la vida de los demás.

- No me sorprende que no tengas amigos - dijo entre dientes mientras se marchaba.

Hyemi ignoró su estúpido comentario y siguió a lo suyo.

Mientras tanto, en el vestuario masculino del colegio, los compañeros de equipo de Yuta lo estaban molestando.

- Fíjate, no lleva ni dos días aquí y ya ha conseguido ligar - decía el capitán del equipo mientras removía el pelo de Yuta.

- No es mi novia Taeyong.

- ¿Y entonces por qué te hemos visto hoy agarrarla de la cintura? - decía por detrás Johnny.

- Porque sois unos salvajes y la habéis empujado hacia mi.

- Suenas como si te molestara tenerla cerca - decía riendo Taeyong.

- Es que era un mal momento para tenerla cerca - dijo Yuta causando la curiosidad de ambos chicos.

- Cuenta, cuenta - decía Johnny como si de una señora de 60 años se tratase.

- Pareces mi madre - añadió Taeyong.

- A ver, ayer la besé y, y pues eso - realmente se estaba poniendo rojo de tan solo recordarlo.

- Mira, mira Don Romeo, se está poniendo rojo y todo.

- ¿No vamos a entrenar? - dijo Yuta en un intento de cambiar de tema, y funcionó.

𝗮𝗺𝗼𝗿𝗰𝗶𝘁𝗼 - 𝗬𝘂𝘁𝗮 𝗡𝗮𝗸𝗮𝗺𝗼𝘁𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora