Dolor causal.

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En las noches es cuando más miedo me da ver mi reflejo, es cuando odio no poder dormir, por que mi mente se abre y se expande como via Láctea con cada explosión que expulsa las estrellas que ya se hacen dentro de mi cabeza, trallendo consigo pensamientos de autodestrucción, venganza, odio hacia mi ser, y la necesidad de hacer daño, no sólo a mi también a los que me rodean.

Intento recuperar mis memorias para descubrir cuando nacio y creció tanto este monstruo que vive en mi, en que momento lo alimente tanto con odio y desprecio, ahora ya no puedo controlarlo, es que ya no puedo, Le tengo tanto miedo que ni yo puedo controlarlo. Se que fue mi culpa darle tanto poder sobre mi y hay meses en los cuales puede estar dormido como un oso en invierno y otros meses en los que es el invierno que me hace dormir a mi.

De vez en cuando me harto de estar siempre girando en el inmenso universo de oscuridad que es mi cabeza y es que siento que tanta ansiedad acumulada la hará estallar provocando que el monstruo despierte, no me gusta.
Pero cuando eso sucede llega un alivio, antes de la siguiente explosión.
No me gusta escuchar lo que pienso.
Mucho menos cuando lo que pienso es verdad.
Mucho menos cuando lo dice la voz interior que tanto me odia.
No me caigo bien, soy una persona que se incomoda a si misma en ocasiones.
Cuando cae la noche y termino de maldecir, cuando estoy limpiando el desastre que hice en mi habitación, es cuando me miro al espejo con lagrimas en los ojos y las mejillas empapadas.
Mi reflejo me contesta.
A veces me gusta como eres, Saturno.
A veces me gusta lo que haces cuando eres.
Pero por eso mismo me caes tan mal, por eso mismo a veces quiero que te mueras.
Porque no eres lo suficientemente estupenda para que yo te ame.
No eres lo suficientemente formidable para perdonarte la vida.
Y sin embargo ni si quiera puedo suicidarme.
Porque quiero a la vida sin que lo merezca
Pero la verdad es que me odio y me amo.
Me odio tanto que no tolero que siga respirando, me aborrezco tanto que me pesa tener que soportarme tanto tiempo, y a veces sin nadie más, a veces solo me escucho a mi misma, y a medida de que paso tiempo conmigo, más me odio y más quisiera arrancarme la vida.

Me amo tanto que soy la única persona con la que quiero estar siempre, porque no me queda otro remedio y porque no tolero que los demás no se acoplen a mi personalidad, que tanto odio, ¿para qué entonces quiero estar rodeada de gente que son universos diferentes? ¿Para qué quieres, estar entre universos que odias?
No me gusta estar sola y me aflijo, no me gusta estar sola porque siempre hay una parte de mí que solo quiere destruir. Y cuando no oigo otra voz, más que la que está en mi cabeza.
Y cuando oigo otra voz, la de otra persona, en ese momento preferiría quedarme sorda.
Yo me canso de fingir ser alguin mas, y cuando soy yo misma, asusto.

Pero también soy capaz de encantar.
Y no encuentro a casi nadie que merezca descubrir las dos Saturnos.
Casi nadie puede ver mis cicatrices si sé que no vale la pena contar sus historias.
A casi nadie puedo decirles mis puntos de vista.
Y a casi nadie puedo mostrarle mi parte blanda, no enseñaría mi parte vulnerable sin antes asegurarme de que no vas a quebrarla. Sin antes asegurarme de que sabrás valorarla.
Así mismo, no cualquiera tiene suficientes virtudes y/o demonios maravillosos que hagan ver sus defectos algo sin importancia.
Pero claro que llegué a descubrir que a veces los demonios logran crear cosas magníficas.
Y lo magnífico no tiene que ser hermoso, simplemente basta con que sea increíble,
y todo lo increíble llena la vida de las personas,
todo lo que te mueve,
todo lo que te hace sentir viva.
Yo valoro a las personas que son mejores que la soledad.
Todos estos pensamientos y el terror que crece en las noches esos que hacen que me ahogue y me falte el aire despiertan en mi un terror cósmico y me dan ganas de aventarme por la ventana.

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