diario de Saturno (1) -2014

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Creo que me estoy acostumbrado a pasar hambre y aguantar siempre mis ganas de comer. Ya he bajado los diez kilos que quería, de hecho ya van 12.
Puedo sentir la diferencia en mi vida, diferente escuela, diferentes compañeros, diferente cuerpo.
Todo es mejor ahora, m familia tenían razón, soy más tomada en cuenta ahora, que soy más delgada, ya no soy insignificante. Mis compañeros me hablan más que antes, es diferente. Los chicos se aprenden mi nombre y me siento a la altura de mis amigas cuando camino a su lado. Me siento más segura...me gusta levantarme por la mañana y que me duela el estómago por el vacío..
No se me hace pesado aguantar el hambre, de hecho, temo por lo que vaya a suceder, cuando sea delgada, ¿seguiré comiendo poco? No quiero quedar como un esqueleto. Tampoco quiero comer y recuperar el peso. No quiero parecer una enferma. Sé que no esta bien no comer bien, ni si quiera creo que sea normal, no creo que muchos lo hagan, si lo dijera los alarmaría, pensarían que tengo algún problema. Yo solo quiero bajar de peso y hago esto porque es lo que descubrí que funciona.
Pero por otro lado cada día me siento más desgraciada, odio ser yo, todo tan complicado.
Odio ser gorda. Llevo siete  días comiendo una gallega de 42 calorías al día.  42 calorías al día...¡¿QUÉ IMPORTAN 42 CALORÍAS?! ¡¿QUÉ CLASE DE NIÑA DE CATORCE AÑOS CUENTA CALORÍAS!? Mis compañeras comen más de mil tan sólo en el almuerzo. Y ellas son flacas y yo gorda. No es justo, mientras unos son flacos tan naturalmente, otros nos matamos de hambre. No saben lo que es estar condenada a ser gorda, si comes engordas, si no haces ejercicio, engordas, por todo engordas. Y ellas, nada, ellas pueden pasarse el día viendo televisión y comiendo basura y siguen siendo como yo deseo ser. Todo eso por lo que me esfuerzo tanto, otros lo tienen gratis. Es frustrante.

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