Capitulo 2

57 11 3
                                    

El agua seguía cayendo, me entretuve mirándola, me hipnotizó, el ruido, la forma. Es de verdad hermoso, el agua es lo que hace que sigamos vivos, sin ella no seríamos nada, pero a la vez puede matarnos, leí que si tomas mucha podrías morir por sobrehidratación, o algo así.

—Varick, por favor, ¿podrías cerrar la canilla? Las boletas están cada vez mas caras.

No había notado que Brigitte estaba conmigo, su voz me hizo salir del lugar en el que mi mente se encontraba. No se notaba enojada, al contrario, hablaba tranquila, aun así le tengo que hacer caso, ella es la que paga todo, trabaja y nos da de comer, por lo que lleve mi mano hasta la canilla, cerrando el grifo. Me quede otros segundos, o tal vez minutos apoyando la mano sobre la canilla, es extraño como los materiales se pueden sentir tan distinto al tacto ¿Para que sirven las texturas? ¿Como es que algo puede ser tan liso? ¿Por que cuando algo es liso se siente suave? ¿Por que sin haberlo probado se exactamente como se siente todo si lo probara con la lengua?
Estaba otra vez vagando en mis pensamientos, cuando me di cuenta que ella todavía seguía conmigo. La mire a los ojos, algo está mal, me sigo sintiendo extraño, ¿que es lo que había pasado? ¿Por que olvide como llegue a casa? Otra vez volvían esas preguntas, pero a su vez aparecían nuevas. Algo había borrado mi memoria, algo o alguien no quería que recuerde lo que pasó, ¿o era un problema aun mayor? ¿Por que solo me desperté cuando Brigitte tocó la puerta y no antes por mi propia cuenta? ¿Por que no respondió mi pregunta? ¿Por que trajo helado? Ella sabia que iba a despertar hambriento, ¿cuanto tiempo estuve dormido? Tal vez habían pasado días, o tal vez media hora, ¿y si en realidad aun no desperte? ¿Y si es que no me dejan despertar?
Eso, era eso, no es real, no lo es.
Me secuestraron, me durmieron y me metieron a un lugar igual a mi casa, necesitan mi información, ellos quieren que confíe en esa persona, en lo que sea que está quitándole el puesto a mi hermana para que le diga lo que sé. Tengo que volver a mi casa con la verdadera Brigitte, tengo que escapar de este lugar.
La impostora lo hace muy bien, me creí toda su actuación, son iguales, sus voces, sus expresiones, todo, debe ser un robot, o tal vez un holograma super tecnológico, pero no me va a volver a engañar.
Ella sigue mirándome, tengo que distraerla. Tengo que pensar en algo, y tiene que ser bueno. No tengo nada en mis bolsillos, creo que ni siquiera tengo bolsillos, mi ropa no se siente pesada, tal vez no tengo ropa, no revise eso antes de salir de la habitación, así que no tengo con que defenderme. Tiene que ser algo rápido, antes que ella ataque primero.
Me di vuelta y volví a abrir la canilla, el tiempo que ella tarde en cerrarla me daría algo de ventaja para escapar.
La mentirosa negó con la cabeza y se acerco para hacer lo que yo ya suponía que haría, era el momento justo.
Comencé a correr lo mas rápido que pude a lo que era supuestamente mi habitación, mi cuerpo funciona otra vez como debe, siento mi corazón latir con fuerza. Cerré la puerta y me apoye sobre esta, trabandol. No quiero que ese extraño que se veía tan conocido me atrape.
Escucho mi respiración agitada, tambien a la que se parecía a mi hermana llamándome a mi nombre, pero no mucho mas. Poco a poco mi mente comenzó a alejarse, quería volver, no quería irme.
No me gusta entrar en los recuerdos, pero es difícil alejarme de ahí una vez que lo hago, son muy fuertes, me retienen.
Frío, mucho frío. Miedo, el miedo era el acompañante del frío, y a su vez este era el de la oscuridad, los tres son feos, y cuando se juntan es aún peor, mucho peor, y eso lo se desde hace mucho tiempo.
Tengo que hacer algo, tengo que irme de ese lugar.
Llevé mi cabeza hacia delante y luego hacia atrás con fuerza, golpeandome contra la puerta, no quiero pensarlo, otro golpe, es muy difícil, duele, tercer golpe, tengo ganas de vomitar, estoy muy descompuesto, otro mas, cierro los ojos con fuerza, no quiero ver, pero sigo ahí, siento el frío, me duelen las muñecas, el pecho se me contrae y mis ojos se humedecen, siento la necesidad de pedir ayuda, ¿pero quien va a salvarme? Nadie, nadie puede, voy a estar encerrado siempre, a pesar de que la jaula sea una distinta.

HeimwehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora