Capítulo II

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Var se quedó dormido a mi lado, en posición fetal y solo con los calzoncillos, no le gusta dormir con mucha ropa, dice que le da calor y le molesta. Yo me acosté mirándolo, sus ojeras bien marcadas, el rostro sumamente delgado, las cicatrices que comenzaban a aparecer desde su cuello, me duele mucho saber que no pude cuidarlo bien de niño, aunque en cierta parte, sigue siéndolo. Muchas veces tiene actitudes muy infantiles, sin notarlo, claro, pero es como un niño pequeño, bueno, eso es hasta que comienza a drogarse y se va de casa por días, muchas veces lo encontré durmiendo en la calle y tuve que volver a traerlo a casa casi arrastrándolo, no es tan pesado, de hecho, es preocupantemente liviano, pero su altura es mucha, llegando a casi los dos metros, lo que lo hace difícil de levantar bien.

Me acomode un poco mejor en la cama, también tapándome ya que era un día algo frío, lleve mi largo cabello hacía atrás para que no moleste en mi cara y lo abracé. Se que tiene veintidós años, casi veintitrés, se que según él es un adulto, un hombre adulto, pero de verdad necesita de mi, claro, también yo lo necesito, siento la necesidad de cuidarlo, no se bien como explicarlo, pero lo quiero mucho, creo que como debería quererlo una buena madre, quiero que esté bien, protegerlo y verlo feliz.
Distraigo mi mirada de él y miro al reloj que esta en mi mesa de noche, era algo tarde y debía entregar un trabajo mañana al mediodía que aún no había terminado, bese la frente de mi hermano y me levanté de la cama con mucho cuidado de no despertarlo. Salí de la habitación dejando la puerta abierta para que no se quede a oscuras y fui a la cocina, primero prepare una leche con chocolate y la guarde en la heladera para cuando Varick despierte, luego me serví un vaso con agua e hice un sándwich de jamón y queso para comer mientras escribía. Puse ambas cosas en una bandeja y la llevé al comedor, me senté en una silla al frente de la mesa con mi computadora, la prendí y baje por completo el volumen de esta, también para no despertarlo. Tomé un sorbo de agua y me concentre en la pantalla, este trabajo no me agrada mucho, pero es lo mejor que conseguí, estoy satisfecha con eso, puedo quedarme en mi casa cuidando de mi hermano y me pagan bien, o al menos lo suficiente para vivir tranquilos.

Nuestros padres no nos pasan nada de dinero y nuestros abuelos son demasiado viejos como para ayudarnos en algo, así que estamos solos. Eso me enoja bastante, no por mis abuelos, si no que por nuestros padres que son incapaces de hacer algo por sus hijos, a ellos no les falta el dinero, de hecho, tienen mucho, pero nos mandaron a otro país sin nada de lo que poder aferrarnos, con la escusa de cuidar a sus propios padres, es una escusa, por que si realmente les importara nos pasarían dinero al menos para los medicamentos, pero no, no hay nada de su parte.

Golpee suavemente mi cabeza con la palma de mi mano, no debía desconcentrarme pensando en esas cosas, para eso voy al psicólogo, para lograr pasar por todo esto y prestar mas atención a lo que ahora es importante, es decir, a mi trabajo y a mi hermano, y bueno, tal vez alguna chica, si es que conozco a alguna y Varick no la espanta corriendo y gritando detrás de ella como a mi anterior cita.

Abrí el programa que usaba para escribir y comencé a hacerlo desde dónde me había quedado a la mañana, fijándome en las notas que tenía guardadas en el celular para no olvidar nada de lo que debía poner. Me levante y tomé el diccionario, algunas palabras eran aún desconocidas para mi por ser este mi segundo idioma, por lo que debía revisarlas, tanto el significado como la forma correcta de escribirlas, buscar sinónimos para no repetirlas, que quede bien a la vista y lograr que el lector no pierda el interés. Volví a sentarme dejando el diccionario en la mesa y seguí escribiendo, moviendo mis dedos con rapidez sobre el teclado.

HeimwehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora