Capitulo 3

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Veo la maya metálica. Mis manos y pies están congelados y adoloridos, la cabeza me duele demasiado. Aprieto mas mis ojos cerrados, intentando que las imágenes de ese lugar se vayan de mi mente, pero solo logro que sean mas nítidas. Veo la pantalla pasando imágenes, siento mi cuerpo húmedo, tengo miedo, mucho miedo. No me gusta ese dolor, no puedo controlarlo, ¿por que me lastiman? ¿Que les hice? No recuerdo haber hecho nada malo, ¿entonces por que me odian? ¿Es mi familia? No, no es por mi familia, ellos siempre sirvieron a mi país, es mi culpa, yo hice algo y los enojé. Pero no me escuchan, no escucharon mi explicación, no soy como dicen. Soy un tonto, lo soy, realmente muy tonto, esto es mi culpa, si fuera mas inteligente nada habría pasado, si le hubiera hecho caso a mi hermana, si hubiera obedecido antes a esas personas, pero no, no lo hice, no los escuche, y por eso me castigaron.
Quiero gritar, pero no sirve, no puedo hacerlo, la voz no sale. Quiero volver a casa, abrazar a mamá, incluso prefiero los castigos de papá antes que esto. Los extraño.
Los ruidos me asustan, el sonido de los pasos quieren decir que ellos vienen, me van a lastimar aún mas. Tengo que irme, pero estoy atado, no puedo hacer nada, se que me lo merezco, pero no quiero mas, quiero lograr dormir un poco, en una cama, en mi cama, o con mi hermana abrazandome y cuidandome.

Abro un poco mis ojos, sigo en mi habitación, en cierto punto es un alivio, pero aun me siento muy inseguro.
Poco a poco vuelvo al supuesto presente, ahora escucho a mi hermana, o a la falsa, detrás de mi puerta, no se si ya estoy en mi casa o si sigo en la de mentira. A penas puedo ver, mis ojos están húmedos, no quiero llorar, si mi padre o mis abuelos me vieran así se enojarían mucho, pero nunca logro contenerme del todo.
Mi cuerpo esta débil otra vez, es lo que pasa cada vez que vuelvo a los recuerdos, siempre me quitan toda mi energía, me dejan completamente en el suelo y me patean cuando ya no puedo mas. Mi estomago sigue revuelto, estoy muy descompuesto, podría vomitar en cualquier momento.

—Var, ¿estas bien? Tranquilo, estamos juntos, no voy a dejarte solo.

Mi hermana sigue hablando, pero esas son las primeras palabras que escucho y entiendo, ella esta intentando tranquilizarme, su voz calmada me logra traer a casa. Vuelvo a mirar mi habitación, con mas detalle esta vez. Hay ropa tirada en el piso, nada parece estar donde debería. Las paredes cubiertas por recortes de diarios, incluso algunas cosas escritas por mi, necesito hacerlo para poder encontrarlo mas rápido, se que hay muchas cosas en nuestra contra, se que todos nos mienten, solo recolecto las pruebas de eso, cada vez que descubro algo nuevo lo pego ahí, algunas cosas están sobre otras por que no hay ya mucho lugar, pero con levantarlo un poco se puede leer, no está completamente pegado, solo el borde de arriba. El techo y parte de las paredes están amarillentas, según Brigitte es por el humo de mis cigarrillos, yo no creo que sea eso, ella siempre está intentando que deje de fumar, esto suena a que solo es otra escusa para que lo haga. Tengo también algunas cosas con las que cuido a mis plantas, me gusta mucho cuidarlas, me siento un poco mas útil. Una pala, semillas por si quiero plantar mas y veneno para los bichos que quieran intentar comerlas y matarlas. Está mi cama también, cubierta por completo de mas ropa y una ventana que tapé con cartón y papel para que no me puedan vigilar, si necesito luz del sol solo tengo que abrir un poco la puerta, así entra la luz que hay en el comedor, si no solo uso una vela o la luz eléctrica. Tengo un cuadro de Hitler que me regaló mi abuelo, a mi hermana no le agrada, entonces lo tengo guardado en el armario, el cual a parte de eso, no tiene nada mas. Mi computadora está tambien tirada en el suelo, parece algo rota, pero para lo que la necesito me sirve. Por último, una mesa algo baja con un cajón, sobre la mesa hay diarios que todavía no leí y papel aluminio, cuando salgo y cuando estoy usando la computadora me hago un gorro, no quiero ni que me controlen ni que se metan en mi cabeza. Mi habitación esta ya protegida contra eso, así que no hace falta usarlo adentro. En el cajón de esa mesa hay drogas de distintos tipos, depende para lo que las necesite, a veces solo es relajarme, otras irme por un rato del mundo, cuando algo me duele fumo marihuana, es mucho mejor que cualquier remedio de farmacia. Esa es otra cosa que no le gusta a mi hermana, dice que tiene mucho olor.

—Var, ¿Podes abrir la puerta? Por favor.

Brigitte aún me habla, pero yo no le doy ninguna respuesta, no me sale la voz, claro que me gustaría decirle que no se preocupe, que estoy bien, pero aunque pudiera hablar no me gusta mentir, siempre se nota cuando lo hago y creo que es algo tonto hacerlo.
Tomo aire para juntar fuerza y me levanto del suelo, arrastrando mi horrible espalda por la puerta de madera, siento que de otra forma me caería. Di media vuelta, apoyándome ahora de la pared y tomé el picaporte, estaba frío, no me gustó esa sensación, por lo que lo bajé con rapidez y abrí la puerta.

HeimwehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora