Parte 1: El comienzo de todo

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Caminando tranquilamente por las calles de Konoha se encuentra un joven anbu con una dirección en concreto: el despacho del Hokage. Había sido convocado allí hacia unos cuantos minutos, pero todavía desconocía el motivo por el que había sido citado. 

Las misiones a su cargo siempre se realizaban a la perfección, el grupo anbu que lideraba como comandante era impoluto. Todos obedecían sus órdenes,podría decirse que era el perfecto ninja. Acababa de llegar hacia unas horas de una gran misión que como era de esperar había sido perfecta. 

Por lo tanto... ¿cuál era el motivo por el cual lo llamaban? ¿Acaso tenía otra misión por hacer? ¿Había quejas sobre su trabajo? No, eso era imposible, entonces ¿qué podía ser? La intrigaba comenzaba a inquietarlo, su paso se apresuró un poco para poder llegar antes a su objetivo y efectivamente en pocos minutos ya se encontraba en el despacho. La puerta cerrada tras de sí, enfrente del tercer Hokage, solos en aquella estancia. 

- ¿Me mandó llamar Hokage-sama? - preguntó el joven sin apartar la mirada de su superior. 

- Así es Kakashi, acabo de leer el informe de tu misión. Quería felicitarte por tu trabajo y dedicación. 

- Muchas gracias. - agradeció inclinándose un poco como muestra de respeto. 

Ambos hombres quedaron en silencio observándose de manera seria hasta que una sonrisa de medio lado apareció en los labios del mayor. 

- Me imagino que te estarás preguntando por qué razón te hice venir ¿No? 

- Imagino que no solo me hizo venir para elogiar mi trabajo. - respondió el pequeño shinobi con algo de sarcasmo en su voz puesto que tanto misterio comenzaba a inquietarlo. 

- Cierto es, Kakashi tengo que pedirte un favor. Es una misión, pero solo la realizaras si así lo quieres. 

Esa frase hizo que la curiosidad del peli plata surgiera de nuevo, sin embargo, logró ocultarlo bastante bien hacia su supervisor.

- ¿Qué clase de misión? 

El hombre que aún estaba sentado se levantó para dar media vuelta y observar por la ventana dando la espalda al joven anbu. 

- He invitado a alguien a venir a la aldea. 

Comentó seguidamente dando un suspiro y dejando que el silencio reinara de nuevo entre ambos. Al ver que el anciano no continuaba con su monólogo lo apremió.

- Necesitas que vaya a recoger a esa persona y servirle de escolta. 

- No exactamente,esta persona conoce bien el camino a la aldea, que se pierda no es mi miedo. A lo que temo es que alguien quiera darle una bienvenida poco agradable. 

- Perdone señor, pero no consigo entenderle del todo. - Interrumpió el joven un tanto confuso sin saber a qué iba a llegar ese pedido.

El anciano dio media vuelta para encontrarse de frente con la mirada de su subordinado clavada en él mostrando sin darse cuenta su confusión. 

- (...) es una kunoichi de esta villa, pero no es como el resto. Trabaja directamente para mi sin ser anbu. Le asigno misiones que el resto no quiere o no puede hacer. 

Explicó provocando un tanto de molestia en el anbu, puesto que creía que las misiones importantes se le adjudicaban a él por ser el comandante de los anbus y por ser el ninja más excelente de todos. 

- Si le asigna misiones que el resto no puede hacer eso quiere decir que es alguien buena, ¿si es tan buena que tengo que ver en todo esto? - preguntó molesto al deducir el hecho de que la recién llegada era buena en lo suyo. 

La unión hace la fuerza - Mi decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora