Parte 31: Aspa

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– Hola Ibiki. – Ante el saludo, el nombrado asintió con la cabeza para comenzar a caminar sabiendo que la chica lo seguiría. – ¿Ocurre algo?

– La primera prueba era un examen teórico. Una de las preguntas finales, que avisábamos con poco tiempo de antelación, se trataba de un ejercicio bastante complicado, el cual, poca gente sabría responder. La condición para hacer ese ejercicio era que, si el equipo de 3 personas decidía hacerlo, pero uno de ellos suspendía el ejercicio no podrían volver a presentarse a ese examen.

– ¿Por qué me cuentas todo esto? – El examinador se paró en su sitio y tras unos segundos de silencio empezó a hablar.

– Uno de los alumnos me recordó a ti. Ese espíritu de no rendirse, de no dejarse vencer, de tener una voluntad de fuego... – Miró a la joven con una sonrisa de medio lado. – No entendía por qué se parecía tanto a ti en espíritu hasta veros ahora. No sabía que ese era uno de los niños cuya tutela asumiste.

– Esa tutela que me dijiste que arruinaría mi carrera.

– Y en cierta medida lo hizo.

– Sigo haciendo todas mis misiones sin ningún fallo. Es más, creo que ahora soy mejor que antes. Ahora tengo una razón por la que regresar a casa y eso, es un plus a la hora de realizar mis misiones. Sé que tengo que llegar entera porque me esperan. Así que como la otra vez te diré, esto es asunto mío y jamás me arrepentiré de aceptarlos en mi vida. – Refutó (...) con una mirada dura, una mirada que rápidamente se transformó en una confusa.

Una leve carcajada se escuchó por parte de Ibiki.

– Incluso ahora, me respondes con más pasión que la primera vez que te lo dije.

– ¿De nuevo poniéndome pruebas? – El examinador negó lentamente.

– Solo quería ver que tus ideas siguen tan estables como siempre. Esos jóvenes serán complicadas, no dudo que ya lo sean desde el primer momento que entraron en tu vida, vas a necesitar paciencia y fuerza.

– Merecerá la pena Ibiki. Esos chicos... serán grandes, muy grandes.

– Y sabes lo que conlleva tener un poder que llame la atención.

– Problemas. Estoy preparada para defenderlos.

– ¿Qué pasará cuando no seas suficiente para defenderlos? – Cuestionó con una ceja alzada observando a la joven que apretaba sus puños por la rabia.

– Entonces Ibiki, se lo dejaré en bandeja a los chicos. No estoy segura de ser suficiente, pero se refiere a todo. No sé si seré suficiente para criarlos, para enseñarles de que está hecha la vida. Suficiente para protegerlos de los enemigos e incluso de ellos mismos, pero de lo que si estoy segura es de que daré mi mejor esfuerzo. Les enseñaré todo lo que sé y cuando yo no sea suficiente buscaré quién lo haga por mí. Protegeré a esos niños Ibiki, sobre todas las cosas, incluso por encima de mí misma.

El silencio volvió a reinar tras esa contestación, a pesar del bullicio que allí reinaba.

– Eso... es algo de lo que ya he sido testigo. Ten cuidado (...), he aprendido con el tiempo a leerte, sé que tienes una mala corazonada y cuando es así también he aprendido a que siempre tienes razón. Andaré atento por si algo ocurre, para que no tengas que cargar con todo tú sola. Aunque eso no quite que tengas que tener mucho cuidado a tu alrededor.

– Siempre alerta.

Ibiki asintió lentamente para luego poner su mano en la cabeza de la joven.

– Siempre alerta. Nunca con la guardia baja, cualquier cosa puedes contar conmigo.

(...) asintió para luego observar cómo Ibiki daba un par de pasos para alejarse de ella, pero se detuvo de nuevo dándole la espalda.

La unión hace la fuerza - Mi decisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora