Prólogo

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  Entré al despacho sigilosamente, se que no importaba si hacía ruido porque ellos todavía estaban en el juego. Sin embargo, nunca se sabe que puede pasar y es mejor así.

  Rápidamente, empecé a revolver los papeles del escritorio y las gavetas, pero yo estaba ahí para abrir la caja fuerte en donde se encontraban las cosas importantes, realmente no se que buscaba pero lo que si sabía era que quería descubrir su oscuro secreto.

  Sin éxito de encontrar algo relevante en el escritorio decidí dejar de perder el tiempo, el juego iba a terminar en cualquier momento así que corrí el mueble de la pared detrás del escritorio. Ahí estaba la caja fuerte, saqué el papel en donde estaba la clave y cuando estaba a punto de ponerla

- Vaya vaya, no sabía que tenía visita - dijo una voz profunda que jamás había escuchado antes, estas palabras hicieron que todo mi cuerpo se helara. Con cautela me giré y lo ví.

  Estaba recostado en el marco de la gran puerta, mirando al ventanal de la pared del costado, con sus brazos cruzados por encima de su pecho, llevaba un pantalón negro y una camisa del mismo color arremangada hasta la mitad de su brazo, la cual le quedaba entallada. Su cabello rubio mezclado con castaño claro apuntaba para distintas direcciones, hacía un contraste perfecto con su blanca piel.

- ¿Tu quién eres? ¿qué haces aquí? Si sabes que acá vive una familia ¿cierto? - mi tono de voz se volvió firme, pero esa firmeza que trate de aparentar se vio debilitada cuando me miró directo los ojos.

  Sus facciones eran muy similares a los demás, pero lo que más me sorprendió eran sus ojos con un color casi idénticos a los míos, pero los de él gritaban seguridad y poder. Sin apartar la mirada de mi sus labios se curvaron en una sonrisa divertida.

- Haces demasiadas preguntas, si estuviéramos en otra situación tal vez las contestaría pero, lamentablemente no lo estás. - sus palabras hacían que me enojara aún más. ¿Quién era y quién se creía?

- Dime quién eres o llamaré a la policía - dije, pero mi amenaza no parecía importarle.

- ¿Amenazandome?- rió amargamente - Creo que la policía tendrá muchas más preguntas para tí que para mí.

- Acabas de usurpar una propiedad priva - me corto antes de terminar.

- Creo que estas hablando de tí, yo también soy dueño de esta casa - esas palabras me dejaron confundida ¿cómo el iba a ser él dueño?.

  Al ver la expresión de mi confusión, su sonrisa se agrandó por completo. Él solo levantó la mano y pude ver ese anillo de oro que llevaban todos los demás, con las iniciales características.

E.K

VERDADES INCIERTAS (OFICIAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora