Capítulo VI

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- No vayas, no tienes que ir - dice casi suplicante mientras me tiene sujetada del brazo.

Se trataba de Alba, habíamos terminado con la clase de física y era la hora de ir a almorzar en la cafetería pero, estaba claro que esos no podían ser mis planes, yo sabía lo que tenía que hacer. Y no lo hacía porque quería me habían obligado a hacerlo pero pronto iba a terminar.

- Alba, no lo hagas más difícil voy a soportarlo - traté de sonar tranquilizadora y de soltarme delicadamente de su agarre pero ella lo sabía y yo también, muy en mi interior. Aunque quisiera aparentar que no era así, que el miedo mezclado con repugnancia eran solo productos de mi imaginación.

- No quiero que pase lo mismo - hizo una pequeña pausa para poder controlar sus lágrimas que estaban a punto de salir - por favor linda, quédate buscaremos otra solución - su tono casi roto era muy fácil de detectar, pero no había vuelta atrás.

- Todo irá bien, nos vemos en la clase de biología, acuérdate de repasar para el exámen - le dediqué una sonrisa y me fui sin mirar atrás.

No quería que ella volviera a pasar por lo mismo, yo sabía que le afectaba lo que había sucedido, porque ella fue una de las personas que estuvo para mí en todo momento y no queria hacerle daño pero, si no lo hacía me iba a ir mucho peor y eso no me ayudaría con mi plan.

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Luego de subir unas viejas escaleras, esas escaleras que conocía tan bien, llegué.

Se trataba de una pequeña habitación en la azotea de la escuela, nadie subía para este lugar porque no lo conocían.

Era una de las pocas personas que sabía de su existencia.

El frío golpeaba un poco más aquí, no era un lugar abierto del todo pero estaba abandonado se notaba por la infraestructura vieja que estaba en el olvido, nada a comparación del resto de la escuela que estaba totalmente cambiado. A un lado había una pequeña puerta que daba a todo lo que quedaba descubierto.

Estaba totalmente a oscuras, si no fuera por la tenue luz que entraba por algunos lugares abiertos y por la puerta. Estaba con algunas telarañas. Cuando solía venir a menudo no estaba así, me encargaba de limpiarla un poco. Pero el olor a viejo imperaba en esos momentos.

Me acerqué a la puerta, por sus vidrios que ya no se encontraban transparentes por las manchas de suciedad, pude observar que el día se encontraba totalmente gris, esto era lo feo de Hudson nuestro otoño era casi un invierno más.

Este lugar me traía tantos recuerdos, muchos buenos y otros muy malos, un nudo se hizo presente en mi garganta por el último recuerdo catastrófico de aquí. Pero sin embargo este lugar, era parte de mí.

Como era de esperarse escuché pasos detrás, sabía que se trataba de él, por eso vine para acá, no era necesario decir donde nos debíamos ver, él lo conocía tan bien como yo.

Pero eso fue por mi culpa, se lo hice mostrar como una estúpida, pensando que el podría ayudarme, que él era bueno, pero sucedió todo lo contrario.

Había aprendido que en este juego no debes confiar en nadie. Ni si quiera en tu propia sombra.

Su voz me trajo de nuevo a la realidad. Me encontraba de espaldas a él, aún seguía mirando por los vidrios de la pequeña puerta.

- Regresé... - se atrevió a decir, su voz seguía igual que antes, la que en un momento de mi vida me pareció encantadora y dulce pero, eso ya no era lo que me generaba. Era todo lo contrario.

- Pude notarlo - dije bruscamente, no me sorprendió mi actitud pero, debía controlarme.

- ¿Ese es tu recibimiento?

VERDADES INCIERTAS (OFICIAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora