Capítulo 22

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Eran las 10 p.m y yo seguía paseandome por el pasillo decidiendo si entrar o no a la habitación de Elena. No sabía cual sería su reacción al verme, no después de lo que había pasado.

—Toma—el Erick me tendió un vaso con café—¿No iras a casa?

—No, quiero pensar un poco—le respondí—Tu deberías ir, necesitas descansar.

—Martina, tu eres quien necesita descansar—me sonrió.

—¿Sabes si Jorge hablo con ella al final? —pregunte mordiendo mi labio.

—Lo hizo—suspiro sentándose en las bancas—Elena se veía mejor de lo que esperaba, creí que podía ponerse mal pero al contrario, parecía lúcida.

—Ni siquiera tengo su número—me lamente—¿crees que debería entrar?

—Creo que te hará bien—dijo tomando mi mano—y a ella también. Marti...

—No hablemos de eso—dije cortandolo, su mirada se entristeció.

—Quiero hacerlo—no me soltó—por favor, solo escuchame.

—Erick...

—Ahora que sabes lo de Elena—me miro a los ojos—volvi con ella por eso, para apoyarla—agache mi mirada—ese día de la fiesta quería decirte todo, estaba feliz porque iba a ser sincero contigo.

>>Porque desde que te conocí solo pude pensar en lo hermosa que eres, en que tu sonrisa es todo lo que esta bien en este mundo. Cuando comenzamos a hablar más seguido me di cuenta lo increíble que eres, porque si, tienes demonios como todos pero tú no eres de las personas que permiten que eso las detenga. Estar contigo me hace sentir como si pudiera ser feliz, tener una familia y triunfar, de hecho el solo estar contigo me hace sentir así. Te amo, tanto que duele... Se que la cague mil veces, pero al final siempre nos volvemos a encontrar, porque al final del día y de todo, solo quiero estar a tu lado, darte un beso y que me sonrias.

—Erick —dije con mis lágrimas cayendo—nos hemos hecho tanto daño...

—Lo sé amor—tomo mis mejillas y apoyo su frente con la mía—pero no quiero sentirme un cobarde, se que quizás no volvamos a estar juntos pero quería decirlo.

—Gracias—susurre mirando sus ojitos, ¿por qué tenía que amarlo tanto?—pero lo siento, en este momento aún no resuelvo nada y no sé si quiero arriesgarme otra vez.

—Lo entiendo—se separo cerrando los ojos, miro hacia otro lado y llego una mano a su rostro—Sera mejor que duermas.

—Erick... —tome su mano, el me intentó sonreír.

—Ven acá—lo abrace, el apoyo su rostro en mi cuello y suspiro.

—Soy un ahueonao—dijo en un momento—Aquí es donde debí estar siempre.

—Shh—acaricie su cabello mientras sentía la humedad, estaba llorando. Inevitablemente lo acompañe.

Sentí como alguien movia mi rostro y abrí los ojos lentamente. Jorge me estaba mirando con pena, sentí un peso y note que el Erick aún estaba durmiendo.

—¿Podemos hablar? —pregunto Jorge, asentí–Quiero pedirte perdón Martina, se que soy un asco de papá y que probablemente no quieres verme nunca más.

—Tienes razón, para mi fuiste un asco de papá—dije en voz baja, no quería despertar al Erick—pero aun no es tarde, porque serás padre otra vez, ¿no?

—¿Cómo sabes? —pregunto asombrado.

—Todo eso de la disculpa viene de eso, de tu miedo de no ser buen padre—dije suspirando—Enfócate en estar presente esta vez, Jorge. Conmigo ya no hay nada que hacer pero con él o ella no seas una mierda.

—Lo prometo—dijo llorando—gracias Marti y cuando quieras puedes ir a vernos, vivo en la misma ciudad que él—apunto al Erick.

—Quizás en algún momento lo haga—dije sin darle ilusiones—¿Que paso con Elena?

—Fui sincero, al igual que contigo—apoyo sus manos en sus rodillas—Creo que nunca me había puesto a pensar lo difícil que fue para ella. Me puteo, mucho, pero finalmente dijo que me disculpaba.

—¿En serio? —pregunté sorprendida.

—Si, dijo que quería dejar eso atrás—suspiro—tiene cáncer y va a luchar para ser feliz. Me pidió que te dijera que quería verte.

—¿Quiere verme?—pregunte perdida.

—Ella te quiere mucho Marti, quizás el odio que me tenia no le permitió demostrarlo, pero estoy seguro que se arrepiente—me tomo una mano.

—¿Elena esta bien?—una de sus hermanas interrumpió la conversación.

—Clara—habló Jorge poniéndose de pie—no pensé que vendrías.

—Elena es mi hermana—respondió Clara—por mucho que la odie, es mi hermana.

—Puede entrar si quiere—dije sonriendole, ella asintió y entró a su habitación.

—¿Marti? —el Erick se levantó de mi pecho y se estiró—¿estas bien?

—Si—le sonreí. El sonrió al verme.

—Deberías entrar pronto—Jorge se levantó de mi lado—tu puedes.

—Gracias Jorge—le sonreí—supongo que es el adiós.

—Si—se llevó la mano a la nuca—debo volver a Italia, mi invitación está en pie para siempre.

—Adiós—me pare y le di una abrazo, un abrazo que siempre quise y necesite.

Me separe y camine hasta la puerta, es momento de enfrentarla, solo esperaba que no terminará como la última vez.

Abrí la puerta y me encontré con Elena abrazando a Clara, ambas se veían afectadas, mordi mi labio para no llorar.

—Estaré contigo hermana—dijo Clara—no estas sola, ya no.

—Nunca lo estuve—dijo Elena débil—esa mocosa siempre ha estado ahí—abrio los ojos y me vio—y sigue aquí...

—Marti, pasa—me dijo Clara mientras se acercaba a tomar mi mano—hablen tranquilas, yo vuelvo luego.

Le sonreí incomoda a Elena y tome asiento al lado de su camilla. Suspire y levante la vista lista para hablar.

Capítulo recién salido del horno, si hay faltas de ortografía las corregire al final porque ahora estoy full inspiración.

La correcta (Erick Pulgar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora