Capítulo 23 (Final)

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Abrí la boca para hablar pero Elena me interrumpió con un abrazo. Cerré los ojos mientras las lágrimas caían por mis mejillas, esta es la primera vez que ella me abraza de una forma tan sincera o por lo menos así lo estoy sintiendo.

—Mi niñita—sollozo mientras se aferraba más a mi—perdoname por favor, perdoname...

—Elena... —dije con la voz quebrada.

—Tu no merecías nada de lo que te hice—hablo mientras su voz se cortaba en partes—nunca te lo dije pero estoy orgullosa de lo que has logrado. Soy una estúpida, una maldita que no se merece nada. Lo único que merezco es la muerte y ya esta llegando.

—No, Elena... —tome sus manos, estaban frías.

—Martina, eres brillante. Estoy tan pero tan orgullosa de haber sido tu madre—acaricio mis mejillas—porque a pesar de todo continuaste luchando y sonriendome. No importaba cuantos regalos te rompí, cuantas veces te humille, siempre estabas ahí sonriendome, como si me quisieras.

>>Se que la mayor parte de tu dolor es por culpa mía... También se que has intentado acabar con tu vida. Pero Martina, nadie puede dañarte, ni yo, ni el Erick, nadie, si tu no lo permites. Conviértete en lo que tu deseas, ama a quien quieras... Pero no abandones...

Todo lo que ella decía sonaba a despedida y yo no quería despedirme, Elena había sido una mierda de madre conmigo, pero sin ella hubiera estado perdida.

—Elena—la abrace—gracias por no abandonarme.

—No—dijo dolida—no lo merezco, por favor no me digas eso...

—Se lo mucho que me parezco a ellos—hable tomando su rostro yo esta vez—se cuando sufrias al verme, sin embargo nunca me abandonaste. Si, no fuiste la mejor madre pero te perdono.

—Marti...no lo merezco.

—Te perdono Elena–le dije segura—por eso tienes que luchar, nos tienes a tu lado para apoyarte. Es una lucha personal pero estaremos dándote apoyo

—Martina—me abrazo y lloro—Escuchame, el Erick te ama... Ustedes tienen que estar juntos...

—Luego hablamos de eso—le sonreí y apoye su cabeza en mi pecho.

No se cuanto tiempo pasó, quizás hasta horas, pero me mantuve abrazandola. Hasta que se comenzó a quedar dormida.

Salí de la habitación silenciosamente, el Erick apenas me vio salir me abrazo fuerte y sonreí entre sus brazos.

—¿Estas bien? ¿Como fue? —se separo y me observó con cuidado y lo vi... Vi su afecto, su amor.

—Estoy bien Erick—saque sus manos de mi rostro—hablamos y creo que esta todo bien.

—Me alegro preciosa—sonrió.

—Deberías entrar también, o sea no ahora porque se durmió—me mordi el labio—pero eres importante para ella y necesita apoyo.

—Lo haré—asintió. Me separe de él y moví mi pie incomoda.

—Yo iré a casa—le dije finalmente—luego regresaré.

—Te llevo—dijo seguro.

—No—lo detuve—tienes que hablar con ella.

—Martina—dijo suspirando, pero asintió no muy convencido, le sonreí y comencé a caminar.

Narra Erick
La vi caminar y alejarse una vez más de mi, apreté mis puños para contenerme y no ir a detenerla. ¿Por que tenia que ser tan complicado? ¿Por qué no podíamos solo amarnos?

La correcta (Erick Pulgar) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora