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—... Eso significa que estaremos tu y yo, solos, en la biblioteca, con la puerta cerrada, CON llave...?

—Sip.

—¡Ok! Nos vemos a la hora de almuerzo en el comedor —dio media vuelta y se dispuso a marcharse pero MinGi la agarró del brazo y la hizo enderezar.

—No, no, no, tu vienes conmigo como que yo me llamo Song Min Gi.

La atrajo hacia sí e hizo exactamente lo que había dicho ella antes, la cargó apoyada en su hombro derecho.

—¡¿MinGi qué haces?! Bájame, no quiero gritar.

—Pues no lo hagas, de todas formas no lograrás nada, no te voy a bajar y solo formarás escándalo y llamarás la atención de todos.

—¿Por qué serás tan terco?

—¿Por qué serás tan correcta?

—¡Está bien! —suspiró—... Está bien. Voy, pero bájame, yo puedo caminar sola.

—¿Cómo puedes asegurarme que no te irás corriendo?

—Si no confías en tu mujer entonces no me queda nada que te lo pueda asegurar.

—(–-–//)... Me gusta que admitas que eres mi mujer, por eso, te voy a bajar —dejó otra vez a ____ en el suelo—. ¡Ah! Y te ganaste un beso, pero como no te gusta en público te lo daré en la biblioteca.

—Yo no lo hice para merecerme un beso.

—Pero es una acción que para mí merece recompensa.

—Osea, ¿que siempre que quiera un beso tuyo, basta con llamarme a mi misma tu mujer?

—Sip.

Una sonrisita traviesa se formó en los labios de ____.

"¿A, si?"

Llegaron a la biblioteca. MinGi saludó cortésmente a la señora bibliotecaria, ésta les aseguró que no tendrían problemas con los profesores, le entregó las llaves a MinGi, se despidió formalmente de ambos y se marchó. Cuando se acabó la hora de receso todos los presentes fueron a sus clases y quedaron solos ____ y MinGi. Sin perder tiempo fue y cerró la biblioteca con llave.

—¡Listo! Ahora solo quedamos tu... y yo.

—Solo por si acaso, entrégame esas llaves.

—Ven y quítamelas.

—MinGi... te advierto que no te gustará si te golpeo.

—Existen otras formas de quitarme las llaves... ¿Por qué mejor... no hacemos una guerra?... Y luego te entrego las llaves.

—¿A que te refieres con "guerra"?

MinGi se acercó y le susurró en el oído:

—A lo que hicimos aquella vez en tu cuarto... ¿recuerdas? —enseguida ____ enrojeció y MinGi sonrió triunfante—. Por cierto... Los besos que te ganes, yo decidiré cómo y cuándo serán. Ven —se sentó en una silla—, sientate en mis piernas.

A ____ se le revolvió el estómago con solo pensarlo, no de disgusto, al contrario. Tragó en seco y se acercó, se sentó sobre sus piernas quedando no de frente a él, sino a uno de los estantes de la librerías.

—Listo, ¿ya me darás el beso?

—No, lobita, tienes que quedar de frente para mi.

—No voy a hacer eso.

—Entonces no tendrás beso ni llaves, ¿es lo que quieres?

—... No.

Se puso de pie y se sentó ésta vez de piernas abiertas quedando de frente a MinGi.

Say My Name (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora