Capitulo 29

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Narro yo

Delia miraba impactada a aquel hombre que desgracio su vida y le regalo a su salvación que es Red.

Geovanni sonreía cínicamente.

- Veo que lograron soltarse - dijo mirando que Green, Red, Delia y Leaf estaban de pie y sujetándose de los barrotes de la jaula.

- Tu - dijo ella sin bajar la mirada aunque tenia miedo.

- Cuánto tiempo Delia - dijo él - Por fin vuelvo a verte de nuevo - agregó

- ¿¡Qué quieres de nosotros!? - grito y todos la miraron.

¿Se conocían? ¿De dónde? (Recuerden que los únicos adultos son ella y Giovanni)

- Oh, más bien creo que eso tu ya deberías saberlo - dijo él - eres bastante escurridiza, lograste esconderte de mí por varios años pequeña - agregó sin dejar su sonrisa y acarició la mano de ella.

- Pequeña tu bondad - dijo ella desafiante y rechazando el toque con asco.

Giovanni se alejó un poco.

- ¿De dónde sacaste tanta confianza? - preguntó - Si intentas desafiarme te arrepentirás - sonrió sarcásticamente.

- Si querías algo de mí, no tenias que involucrarlos a ellos - dijo Delia enojada, meterse con sus hijos y con los otros presentes solo hacia que se enfureciera.

- ¿Por qué? - preguntó - Porque ellos también tienen que tocar velo en este entierro - dijo mirando a todos.

- ¿Pero qué? - dijo ella

Justo en ese momento Leaf empezó a retorcerse en el suelo.

- ¡Leaf! - gritó Red yendo hacia ella.

- D-duele - dijo sosteniéndose su cabeza

- Creo que ya esta perdiendo el efecto - dijo Giovanni y todos lo miraron.

- ¿Efecto? - preguntó Delia con la ceja alzada.

- Si, el efecto - dijo Giovanni sin decir mucho, aunque también notaron que no lo decía en respuesta para ellos.

En ese momento Red cae al piso aun lado de Leaf sosteniéndose el estomago soltando un grito de dolor.

El ojiverde asustado va hacia donde él y trata de calmarlo.

Green lo miró preocupado.

- ¿¡Qué le hiciste!? - preguntó gritando del enojo al ver al azabache retorcerse de dolor.

- Oh, tranquilo ya sigues tu - dijo sonriendo y casi al instante Green cayó en las mismas condiciones que los dos anteriores.

- ¿Q-qué demonios? - logró articular entre el dolor que sentía que lo mataba.

- ¡¿Qué has hecho?! - gritó Delia enfadada mientras veía a su hijo muy mal.

- ¿A Red? - preguntó con sarcasmo - Lo que ese bastardito merece por tu irresponsabilidad -

- ¡Cállate! - gritó Delia tratando de sacar su brazo pero una corriente eléctrica la mando al piso.

- Oh, discúlpame, se me olvido decirte que esta jaula esta hecha con campos magnéticos para evitar su escape - se disculpo con sarcasmo.

Amor de MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora