Me inscribí en el curso...

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—Sigui cin ti vidi misiribli y ibirridi — repite farfullando la joven de mirada color verde mientras se reprende a sí misma por haber caído tan bajo como aquello dejando entrever la desesperación que reluce en sus poros y si no es porque no quiere verse todavía más patética, se detiene de llamar a Andrea para reclamarle por haberla enviado a un tonto curso con una oradora mediocre aunque eso no impide que marque el número que le envía directo a buzón con un mensaje que le pone todavía más furiosa <<“Perdón, pero de momento no te puedo responder porque estoy organizando mi BODA”>> se escucha la emoción en su timbre de voz — estúpido curso, estúpida Andrea suertuda, estúpida boda… Ese curso está lleno de mujeres desesperadas y yo no estoy desesperada, no para nada — trata de convencerse mientras masculla entre dientes sujetando con fuerza el volante entre sus manos hasta que sus nudillos se vuelven blancos debido a la presión cuando de pronto un ruido proveniente del auto le distrae de su estallido furioso, es el motor de su auto que se supone ha debido enviar a revisión — No, no, no, no me hagas esto, por favor… — Suplica pues tiene un par de reuniones en el transcurso de la tarde que no ha podido cancelar y con ese infortunado incidente no podrá llegar a tiempo aunque viendo su situación lo único que puede hacer es estacionarse en la orilla de la acera para no quedar a media calle.

Su mente comienza a pensar cómo hacer para llegar a tiempo pues su suerte parece empeorar porque de hecho le ha dado el día libre a su chofer, la batería de su celular está casi agotada, ha olvidado su cartera en el otro bolso y sus opciones se reducen a llamar un taxi o tomar un Uber, pero se decide a llamar a alguna de sus amigas, que sabe no tendrán reparo en ir a recogerle.

Media hora más tarde, Asami estaciona su vehículo unos metros lejos de su descompuesto vehículo mientras una grúa le sigue estacionándose para subir el auto de Lena y llevarlo al taller.

—Gracias Asami — Lena se introduce en el asiento del pasajero dejando su auto en las manos expertas del conductor de la grúa, una persona enviada por su mecánico de confianza — sabía que debía enviarlo a revisión, pero era Jack quien se encargaba de ello y como no he tenido cabeza para pensar de manera clara en los últimos días… Y a parte le di el día libre a Peter…

—No es nada, ¿para qué estamos las amigas? — Responde su amiga dando marcha a su auto — Pero, ¿Qué estabas haciendo por estos rumbos de la ciudad? — Curiosea al darse cuenta de las pintorescas fachadas de los sencillos edificios que parecen pertenecer a un ambiente algo bohemio, totalmente lo opuesto a lo que están acostumbradas en su estilo de vida notando que Lena se pone un poco nerviosa ante su pregunta.

—Estaba de paso, escuché sobre… Eh… Una nueva tienda de café, sí , eso — intenta mentir comenzando a balbucear — y no me crees, lo sé, yo tampoco me creería — admite hundiéndose en el asiento subiendo sus piernas hasta poder abrazarlas contra su pecho.

Asami le dedica una mirada divertida, pero también comprensiva que le hace tener la suficiente confianza de contarle todo así que aguarda a que Lena tome su tiempo para formular su explicación.

Por algún extraño motivo ambas comparten un lazo especial que no comparten ni con Michiru ni con Sam pues desde siempre ha sido así, quizá es porque se han conocido desde antes de formar el tan afamado “cuarteto de la muerte” o tal vez sea su amor por los temas de la ciencia, una pasión que ambas comparten además con Michiru y Sam, conversar sobre eso es un poco diferente porque ambas ya han encontrado al amor de sus vidas y Asami, estando soltera, podría comprender su desesperada situación.

—Hablé con Andrea… — Comienza Lena desviando su mirada hacia el paisaje citadino que ofrece la ventana mientras Asami le mira de soslayo esperando que prosiga, baja el volumen de la canción “weight of the world” de Citizen Soldier que el estéreo reproduce en esos momentos — Quería saber cómo consiguió comprometerse con lo molesta que puede llegar a ser — el comentario hace reír a ambas, pero Asami puede sentir un dejo de envidia en su voz al decir aquello — quería saber si yo también podría hacerlo — añade con un poco de amargura.

Marry meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora