Capítulo 1

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Habían pasado tres meses desde que Taehyung decidió hacerse cargo de aquel bebé. Ese pequeño se la pasaba durmiendo la mayor parte del día y cada vez que despertaba lloraba buscando atención. Su llanto era tan insoportable, tanto que se obligaba a sí mismo a levantarse para ir a calmar el llanto de su menor, aún cuando el sol permanecía en su punto más alto y faltaban horas para que la luna apareciera junto a la penumbra de la noche.

En el tiempo que había pasado cuidando al menor, pudo notar lo diferente que eran los humanos a los de su especie, pero al mismo tiempo eran muy similares.

A diferencia de él, ese saco de carne y huesos, de nombre Jeon Jungkook, era algo muy frágil, su piel tan suave, su corazón latía a ritmo tranquilo, sus pequeños ojos tenían un brillo e inocente. Tal vez lo veía frágil por el simple hecho de ser un bebé. Nunca tuvo la oportunidad de tener a un infante tan cerca suyo, generalmente a los que cazaba eran de mayor edad, incluso algunos eran ancianos.

Ahora que dormía con profundidad entre sus brazos, pudo sentir la calidez de su pequeño cuerpo contrarrestando el frío del suyo. Las comisuras de sus labios se elevaron, causando que una tenue y sincera sonrisa se formara en su rostro.

Con algo de temor, llevó una de sus manos a los escasos cabellos del menor y los acarició con suavidad, no quería que despertara y comenzara a llorar nuevamente. Se quedó unos minutos admirando el sereno rostro del pequeño, pensando por primera vez en todo ese tiempo que había estado con él, que esa criatura era lo más hermoso que alguna vez pudo ver. Por primera vez pensó en lo que pasaba por la cabeza de sus padres al momento de abandonarlo. ¿Cómo alguien podía abandonara esa cosita tan tierna? No lo entendía. Ni siquiera a él, siendo un cazador de sangre fría por naturaleza, se le había cruzado por la mente asesinar o siquiera tirar por ahí a ese niño.

Con cansancio, miró la hora, ya iba a amanecer, lo que significaba que era hora de dormir. Se levantó con cuidado y caminó con tranquilidad al sótano de su gran mansión, esa era su "habitación", era el único lugar en toda la casa que no llegaban a dar los rayos del sol.

Recostó al niño en el ataúd que era su cama y luego se acostó a su lado, notando como su pecho subía y bajaba al compás de su respiración. Era interesante verlo, ese pequeño necesitaba cosas que él no, por ejemplo respirar. Para él no era necesario, ni siquiera sabía qué se sentía respirar, era un misterio para él. En cambio para el menor era tan natural, incluso durmiendo seguía haciéndolo, al parecer eso era algo mecánico en su sistema.

Estiró su mano y cerró la tapa del ataúd de su parte para que la luz de la vela no sea molestia para sus ojos, dejando abierta la parte en la que el menor dormía para que no se ahogara por la falta de oxígeno. Cerró sus ojos y se sumergió en un profundo sueño, con suerte el niño no lo molestaría en la mayor parte del día.



Eternal Love •ᴷᵒᵒᵏᵛ•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora