Adrianna's POV
Había salido algo triste de la oficina de mi hermana, pues no habia conseguido dar con mi propósito, que era intentar ayudar a mi sobrina con su mamá. Devonne no era una mala mamá, seguramente tenga varias cosas en la cabeza y sea algo despistada con respecto a su hija, estaba segura de que también la quería un montón, solo que quizá no se lo diga muy seguido, sin saber que es lo que su hija más necesita justo ahora. Llegué a casa, aún con mis pensamientos revueltos, el exquisito aroma a comida que provenía de la cocina llamó mi atención haciéndome sonreír, al entrar en ella pude observar a mi querido esposo cocinando algo. Al notar mi presencia allí se volteó a verme para recibirme con una sonrisa, la cual se fue desvaneciendo al ver la cara que traía.
—Cielo, ¿Todo bien? —preguntó mi esposo Brad algo preocupado. Me acerqué a su espalda, y apoyando mi cabeza en la misma envolví su cuerpo con mis brazos.
—Hola, cariño —dije antes de una pausa y luego un suspiro. —¿Que cocinas? —pregunté evadiendo el tema de conversación anterior.
—Strogonoff —respondió rápidamente. —¿No te fue muy bien, o si? —preguntó volviendo al tema.
—Conoces a Dev, cree tener todo bajo control y no recibe consejos de nadie ni aunque su mundo se esté desmoronando a sus pies —comenté con sinceridad, evitando dar detalles. —Me da mucha pena por Jade, de verdad me gustaría ayudarla o simplemente poder hacer que ya no esté triste.
—Cielo, hay veces que uno no puede hacer mucho más que ofrecer un consejo, un abrazo, o compañía. Y estoy seguro de que Jade te agradece un montón el simple hecho de que tú siempre estés ahí para brindarle todo eso —dijo aún revolviendo la comida con una mano, mientras con la otra acariciaba mis brazos que lo abrazaban intentando tranquilizarme, de alguna forma lo conseguía.
—Lo sé, gracias —respondí.
Dev's POV
Estaba sentada frente a mi terapeuta mirando hacia la ventana, me había tardado más de lo que quisiera en responder a su pregunta, que por qué odiaba tanto a mi hermana. La verdad era muy simple.
—Desde chiquitas, sin importar cuán buena fuera ni cuánto me hubiera esforzado por lograr algo, mi papá siempre la observaba a ella, la felicitaba a ella, era algo así como su favorita —comencé mientras una lágrima rodaba por mi mejilla y la deshacía rápidamente. —Ahora que somos mayores, no puedo evitar ese rencor, crecí con ello en mi alma, y ahora simplemente no puedo sacarlo de allí. No puedo ni verla, no entiendo cómo es tan feliz sin tener nada, no entiendo cómo puede amar esa vida mediocre que lleva. No la entiendo, y detesto eso —finalicé aún sin mirarla, era como si estuviese sumergida en enojo.
—Hay una palabra para eso, querida Dev. Quizá no te guste oírla, pero se llama envidia —dijo como si hubiese encontrado la solución a un problema. La miré frunciendo el ceño, para finalmente soltar una corta carcajada.
—Por favor, ¿que podría yo envidiarle a esa? —escupí casi entre dientes. Me parecía absurda su deducción.
—Su manera de ser feliz sin necesidad de grandes lujos ni atributos —continuó respondiendo mi pregunta, como si me interesara una respuesta, como si esperase una. —Eres una mujer poderosa, mucho dinero, tienes tus lujos. Podrías tirar tu vida a la basura y reconstruirla de nuevo cuántas veces quisieras, porque lo tienes todo para poder hacerlo, algo que no todos tienen, pero, ¿Eres realmente feliz con la vida que llevas? —preguntó mientras se quitaba los anteojos y me miraba esperando una respuesta, como si estuviese realmente interesada en mi respuesta.
—Claro que lo soy, mi vida es casi perfecta —mentí respondiendo a su pregunta, porque mi orgullo era más grande que cualquier otra cosa.
—¿Casi? —preguntó inclinándose un poco como si quisiera tenerme más cerca, hacer más privada nuestra charla. —Entonces, qué le estaría faltando a tu vida para que ésta fuera perfecta, Dev —mis ojos picaban por las lágrimas que se iban asomando, y es que sólo se me ocurría una cosa ante esa pregunta, una persona más bien.
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JADE |•En Proceso•|
Mystère / Thriller"En esta vida debes aprender dos cosas muy esenciales; la primera, nunca confíes en nadie, ni siquiera en tu propia sombra. Recuerda que hasta ella te abandona en la oscuridad. Y la segunda; las personas no suelen ser lo que aparentan". Esta histor...