CAPÍTULO 8: Guardaespaldas...

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CAPÍTULO 8

Guardaespaldas:


Era temprano en la mañana, me encontraba desayunando en la barra americana de la cocina cuando Ethan entró a la misma. Sonriente, luciendo hermoso y tranquilo como siempre, un traje negro, la chaqueta colgando de su antebrazo y la camisa blanca remangada hasta los codos con una fina corbata negra colgando de su cuello, debía admitir que aunque intentara verlo con cara de nada, el maldito color blanco le quedaba de puta madre.

—Buenos días, señorita Jade —dijo bromeando.

—Ya deja eso —respondí rodando mis ojos.

—¿Puedo darte un beso o no podré hacerlo hasta que estemos en el auto? —¿What? Oh my god. Se acercaba a mí, como un león se acerca a su presa hambriento en medio de la selva.

—¿Quieres tu empleo? Entonces mantén distancia —respondí bebiendo de mi café sin notar lo fría que había sonado. Y es que no podía evitarlo, la conversación de mi madre con su esposo me seguía rondando en la cabeza.

—Wow —comentó sorprendido mientras levantaba sus cejas. —Definitivamente no estás de humor hoy, ¿Otra vez intentas alejarme? —se paró frente a mí esperando una respuesta. Lo miré desde abajo, se veía tan lindo enojado. Apoyé mi frente en su abdomen y solté un suspiro cerrando mis ojos. Su mano se depositó en mi cabeza acariciando levemente mi cabello, se sentía tan bien. No podía enojarme con él.

—Necesito preguntarte algo y quiero que me seas sincero, Ethan —dije casi en un susurro audible para ambos.

—Puedes decir... —no había terminado de responderme cuando fuimos interrumpidos por mi madre, levanté mi cabeza del cuerpo de Ethan y él se alejó, por suerte para nosotros, mi madre venía concentrada en su teléfono y no nos vio tan cerca. Lo llevó a su oreja antes de decirme algo, supuse que estaba llamando a alguien.

—Jade, cariño. Al salir de clases irán con Ethan a la empresa, vamos a trasladar un camión con doce carros y quiero que estés presente para el negocio —informó mientras se retiraba, ni siquiera le importaba mi respuesta que era »Me importa una mierda el negocio, mamá.« —Hola Joseph, prepara todo para hoy... —y desapareció de la cocina. Suspiré pesadamente mientras sostenía mi frente.

—¿Qué sucede? — preguntó Ethan.

—No estoy interesada en el negocio familiar, no me apasiona como a mi madre y a mi padre. Siento que es demasiado peso sobre mis hombros, quizá sí me gustara sería más sencillo, pero no es así —respondí mientras me ponía de pie. Dejé lo que había ensuciado en la pileta y tomé mi mochila para irme al auto sin esperar por Ethan. Me subí al mismo en el asiento de copiloto, pocos segundos después Ethan llegó mirándome raro.

—No tienes idea de la suerte que tienes, ¿no? — dijo sin sonar brusco, pero parecía que se acercaba un sermón, lo miré a los ojos. —Tienes la suerte de ser heredera de una empresa que te dará un ingreso el resto de tu vida, y el día que seas mamá, le dará ingreso a tus hijos, y tus hijos a tus nietos y así sucesivamente. En tu caso, ese es el camino fácil, y dices que no te interesa —algo de razón tenía él, me decía lo mismo que mi madre me decía siempre, pero no me convencía tampoco.

—Justamente por eso no me interesa, Ethan —sonreí como si fuera obvio y nadie lo pudiera entender, y es que así era. —No soy el tipo de chica que busca lo fácil, el día de mañana me convertiré en una mujer, y quiero tener lo mío por mis propios méritos, sentirme orgullosa de mí y lo que yo sola y con esfuerzo pude lograr. No quiero a todo el mundo mirándome y apuntándome con el dedo diciendo "oh, ahí viene Jade West, la mujer que tuvo todo en bandeja de plata y no conoce el sacrificio" —imité una voz burlona y aunque no intentaba ser graciosa le robé una pequeña risa. —Quiero esforzarme por tener lo mío, poder tener una familia y enseñarles la humildad y el sacrificio. Mira mi madre, es decir, la amo. Pero joder, ella se come el mundo de un sólo mordisco, y reconozco que mi madre estudió y trabajó mucho para poder estar donde está ahora, pero tuvo la suerte de tener la herencia de mi padre, nada más. No es nada del otro mundo y ella sólo me supo enseñar que el dinero es importante en la vida, y agradezco a Dios que aunque mi padre se fue, siempre me mantuve firme a sus enseñanzas y valores.

JADE |•En Proceso•|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora