26 de Septiembre de 2019
Dio unos fuertes golpes en el piso limpiando la suela de sus zapatos Giorgio Armani en piel de becerro color azabache, para abrirse paso y llegar al pulcro living en donde tío Peter, como era de costumbre, yacía sentado al lado de la gran chimenea de mármol observando cómo las grandes y vigorosas llamas consumían los troncos ya carbonizados.
-¿Papá trabaja en su oficina? - la voz suave de Eddie despertó al hombre de cabellos matizados y gafas haciendo que cambiara de rumbo su mirada. Realmente el fuego parecía tener el efecto de mantener absorto por horas al castaño. El joven se preguntaba cuáles serían los pensamientos que atravesaban la mente del mayor en aquellos ratos, cuando de pronto se decidió a proseguir- Supongo que comeremos tarde otra vez.
El tío del joven se reincorporó del sitial en el cual permanecía sentado. Aquella pieza era sólo una de las tantas reliquias y antigüedades con las que contaba la mansión, ésta databa más menos del siglo XVIII tallada y esculpida a mano y tapizada en fino terciopelo granate. Dejó el vaso con ron añejado en la fina mesa de roble igual de añosa en frente de sí.
- Mejor no le hables hoy Eddie, está discutiendo asuntos del trabajo con el chófer. Se ha estado desquitando con el pobre por horas al no haber podido conseguirle quién le ayude en el nuevo caso judicial.
Eddie sólo negó con la cabeza. Ese había sido justamente el motivo de las últimas disputas con su padre: el trabajo. Y es que aún no les he contado sobre Eddie, el heredero directo de los McGonagall, familia imponente y de suma importancia en Gran Bretaña, conocida por su prestigio en la región debido a la excelencia elaborar que ha sido capaz de llevar a cabo el padre de familia, don William.
Como en toda familia que por décadas a transmitido su oficio de generación en generación, en este caso no fue la excepción. Desde que Will y su esposa decidieron adoptar a un niño producto de la esterilidad del padre, ambos juraron velar por el bienestar de él día y noche porque él sería la luz de sus caminos. Así fue, a sus doce años Eddie fue rescatado y llevado a su nuevo hogar. Sus padres lo mimaron aunque nunca los grandes lujos se le hicieron cosa de gran importancia, de hecho y más bien, parecía seguir inclinandose por juguetes sencillos como aquellos que solía tener en el orfanato. Su madre siempre agradeció aquel gesto, pero por el contrario, a su padre le disgustaba.- Es mi hijo y debe tener lo mejor- mientras daba un gran sorbo a la cuchara con sopa de calabaza.
Ella sólo lo miraba y luego sonreía miserable y es que en el fondo sabía que aquella idea necia y obstinada podría traer conflictos a futuro. Y no se equivocó.
Catorce años más tarde, Eddie se encuentra titulado. Con el pasar del tiempo y la inspiración a la lectura que siempre le inculcó su padre, estudió Abogacía como él. Eddie pensó que sin duda alguna sería una muestra de lo cuán agradecido estaba por tenerlos como familia. Salvo que ahora era todo diferente, la situación no era igual a la de un par de años atrás, ya que su madre había fallecido pocos años después de su llegada al hogar producto de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Eso lo derrumbo, y más aún el hecho que a eso se sumó el que su padre cada vez comenzó a comportarse más severo con él. La ideología que tanto molestaba a mamá por parte de él ahora era más evidente para el jovencito. De pequeño nunca lo notó, pero su padre era claramente clasista. No toleraba a personas de menor rango social junto a su familia, incluso tratándolos de inferiores, y eso, a Eddie le hacía hervir la sangre.
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Maybe ©
Teen FictionEn una búsqueda empedernida científicos ingleses logran asemejar la imagen humana en un espécimen creado en base a recombinación genética. Años más tarde, ella es liberada desconociendo su real origen. Es así como dos años más tarde su vida está a p...