Maldecía camino a su despacho mientras internamente luchaba contra sus pensamientos intentando no caer entre las garras de la furia que le consumía al saber del gran lío en el que aquella niña inoportuna le había involucrado. No podía creer que apenas había transcurrido una hora y media de su jornada laboral y siquiera había alcanzado a entrar a clases cuando su atuendo ya estaba perfectamente arruinado.
Llegó a su escritorio y una vez allí intentó calmarse. Así fue como decidió ante la angustia del no encontrar una manera de lucir presentable tras lo ocurrido, inventar alguna idea ingeniosa que lo salvara de la reprimenda que seguro recibiría por parte de Mike al presentarse de esos modos ante la clase. La única solución más factible era esconder parte de la camisa a cuadrillé dentro de sus jeans negros. De todos modos estas sesiones eran mucho más relajadas que las de Campbell, seguro él lo habría ahorcado.
Hecho esto descubrió que claramente pasaba mucho más desapercibido el casual encuentro con la niña de Química, así que un tanto más tranquilo, suspiró.
- Cada año vienen más despistadas- y acto seguido cerró la puerta del despscho para dirigirse a las clases en las cuales seria ayudante del gran y reconocido maestro Mike Bullock. Quedaba claro que no se arriesgaría en intentar volver a entregar su cometido luego de lo sucedido. Más tarde iría a entregar los papeles que debía a la profesora de primer año encargada de nivel de los de Química, eso podía esperar. Al fin y al cabo, no quería que otro nuevo estudiante derramara otro de sus cafés encima de él.
Rápidamente y un tanto nervioso pero intentando no demostrarlo, ingresó al auditorio para encontrarse con Mike en el imponente y sólido escritorio en frente de ya cientos de alumnos esperando el inicio de la clase. Aclarando su garganta se acercó, temía la represalia llegaría tras su atraso.
-Buenos días Eddie.- Dijo con esa voz tan serena de siempre, ¿acaso este hombre nunca podría llegar a enojarse?, pensó. Pero sabía que aún no terminaba la oración, por lo que esperó a que continuara mientras aún el otro seguía hojeando y buscando entre el material que dictaría a la clase de los de tercer año en Artes- Llegas tarde.
Tragó el nudo que se había formado en su garganta. Pero el viejo delante de él no era severo, era compasivo y es que si algo le había enseñado el pasar de los años era que a la juventud debía de dárseles oportunidades para desenvolverse, y sabía que con aquel chico no se equivocaba... realmente tenía un gran potencial. En ese momento fue cuando bajó su mirada y pudo percatarse de la mancha que asomaba acercándose tímidamente por la parte inferior del abdomen de su ayudante, claramente la impuntualidad no correspondía a unas de las cualidades del chico. Nunca en sus años de experiencia conociéndolo lo fue, esa debió de ser la causa del atraso.
- No te preocupes chiquillo, tu altercado pasa desapercibido.
Así fue como dieron incio a una de las tantas clases ya conocidas para el joven McGonagall. Disfrutaba de dar asesoría apoyado con su extendido conocimiento en obras artísticas. Oh sí, su padre se había encargado bien de ello.
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Maybe ©
Ficção AdolescenteEn una búsqueda empedernida científicos ingleses logran asemejar la imagen humana en un espécimen creado en base a recombinación genética. Años más tarde, ella es liberada desconociendo su real origen. Es así como dos años más tarde su vida está a p...