2. Cᴏɴᴛʀᴀᴛɪᴇᴍᴘᴏs.

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ᴅᴇᴅɪᴄᴀᴅᴏ ᴀ: MayteMartinez908.
Camille-inframundo.

Un silencio invade la habitación mientras el castaño frunce el entrecejo

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Un silencio invade la habitación mientras el castaño frunce el entrecejo. Confundido hace su mayor esfuerzo para reconocer la voz al otro lado, pero termina fallando. Recuerda nunca haber escuchado esa voz, incluso ahora ni siquiera sabe diferenciar si le pertenece a una mujer o a un hombre.

Había pasado por muchas situaciones similares. Sus anteriores compañeras de la Universidad le hacían llamadas de ese tipo: le rogaban al moreno que se hiciera cargo del desastre que según ellas él había causado, mientras la mayoría se encontraba en celo o en estado de ebriedad.
Todo ocurría —y sigue ocurriendo— debido a su aroma. No es que él lo haga con la finalidad de, simplemente pasa por la intensidad y cantidad que posee sus feromonas. Él lo sabe, pero le irrita demasiado que los demás se lo hagan saber de formas innecesarias. Y una de ellas es que le llamen a plenas horas de la mañana o en la madrugada, que termina con su escasa paciencia. Porque pasa una de tres cosas: cuelga; pide con seriedad no llamar más a su número; o les menciona con amabilidad lo que pasará si va… lo verán bastante enojado y no precisamente con el ánimo para comenzar un beso.
Creía que ésta situación se había acabado, pero ahora, al parecer ha vuelto a comenzar.

—¿Quién eres? —pregunta con molestia, llamando aún más la atención de su Omega que le ve atento desde la cama.

No hay respuesta. Sólo la respiración entrecortada.

Suspira hondo, cierra sus ojos y con los dedos frota repetidas veces desde la parte externa y vuelve hasta la raíz de su nariz.

Volver a lidiar con este tipo de situaciones realmente lo ponen de mal humor, pero él no es el único.

Sus ojos se abren y ven de reojo los azules del rubio, sólo para comprobar que sí le ven fijamente. Desvía la mirada y se inclina un poco, haciendo rechinar el pequeño mueble. No lo soporta. Todavía con el celular en su oído, suelta un suspiro mientras aquella respiración entrecortada aún se escucha en la línea.

Además de causar problemas consigo mismo, termina por tenerlos con Armin; su pareja. Debido a que a él también le tocó responder —permiso que le había otorgado el Alfa— una que otra llamada, y eso no terminaba muy bien... Su Omega acababa algo desconcertado además de alterado por el cómo esas chicas le hablaban, sin mencionar lo irritado que se sentía al pensar que ellas conservarían el numero.

—Escucha, no estoy para aguantar bromas estúpidas como éstas, así que voy…

—Por favor, ayúdame, nii-san imbécil —se apresura a interrumpir aquella voz, pero está vez con un tono completamente diferente y lleno de burla.

Es ella.

El Alfa alza una ceja y queda sin habla mientras un extraño hormigueo le recorre el cuerpo al reconocer de quién es la voz.
Rápidamente el Omega —que al percatarse de la reacción de su pareja— se incorpora y se sitúa a la par, intentando a más no poder escuchar la voz al otro lado de la línea. Sin embargo, tras cansarse de apoyar todo su peso en las puntillas de sus pies y el desinterés por parte de su pareja para hacerle escuchar la plática, termina por estirar levemente de la mano morena. Él se toma algunos segundos más antes de inclinar su cabeza para verle:

ᴜɴ ᴏᴍᴇɢᴀ ᴘᴇʀᴅɪᴅᴏ [ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora