El Día Que Conocí A Tom Hiddleston

Capitulo 5

Doce meses después me encontraba en mi apartamento, una tarde como cualquier otra con la diferencia de que el cielo gris amenazaba una fuerte tormenta, el viento era frío casi helado, Solo quería quedarme bajo las mantas y ver por decimanovena vez la película de "El profundo mar azul", como pasa en estas historias y aun más en mi vida mis planes de una noche de películas, palomitas y lluvia iba a cambiar radicalmente. Ya estaba todo preparado, las palomitas de mantequilla recién sacadas del microondas, la manta lista en el sillón, la película en pausa para comenzar a reproducir en mi gran Tv, cuando mi móvil sonó miré la pantalla. un número algo familiar apareció en ella.

- Hola - dije

Una voz de hombre muy familiar hizo que mi corazón se acelerara. 

- Hola Naomi..

Oh por Dios! Cómo consiguió mi número?

- Tom? no se disimular muy bien de cierta manera mi emoción por su llamada.
- Sí

El silencio nos invadió. Era innegable que aún habia química muy especial entre los dos. Solo escuchar su voz me trajo muy gratos recuerdos de cuando estuvimos juntos en los Ángeles. Con solo escuchar su voz me ponía ardiente. Tengo que reconocer que desde que nos dejamos nadie ha vuelto a hacerme sentir el placer que el me provoco. Pero que hace llamándome un sábado a las ocho de la noche?. 

- Hola Naomi, sé que mi llamada te sorprende.
- No sabes cuánto... Como conseguiste mi número?
- Digamos que tengo mis contactos... Estoy en la ciudad y me gustaría verte.
- Estás en la ciudad?
- Sí..
- Y que haces aquí?
- Te parece bien si nos vemos esta noche, y te lo cuento... Si puedes claro.

Guarde silencio, pero todo mi cuerpo gritaba Síiiiiiiiiii!

- Naomi?
- Aqui estoy... Mmm... De poder puedo y la verdad también me gustaría verte.
- Que bien! - podía escuchar la emoción en su voz. - Tengo muchas ganas de verte Naomi, y de que hablemos Me gustaría invitarte a cenar o ir a cine, no sé lo que tú quieras
- Ah.. Ok.... A cenar me parce bien.
- Ok, genial ahora nos vemos.

Todo era rarísimo, Tom llamándome? Está en la ciudad? Llevábamos cerca de doce meses sin vernos, hasta llegué a pensar que ya se había olvidado de mi. La última vez que nos vimos fue en la sala de abordaje en el aeropuerto de los Ángeles.

Flashback.

- Naomi quédate,,, quedate conmigo..
- Tom  por más que lo deseo no puedo... Toda mi vida este en mi país..
- Podrías empezar una aquí conmigo...
- Tom... Tu eres y serás alguien muy especial en mi vida,, está última semana disfrute mucho estando a tú lado... Pero debo irme... Yo no pertenezco a tu mundo... Sé que encontraras una hermosa mujer.
- No quiero otra, te quiero a tí.
- Lo siento.

Una llamada a mi teléfono me volvió a la realidad.

- Hola..
- Hola... Naomi te pasa algo?
- Está aquí.
- Quien?
- Tom
- Que? Como lo sabes? Que haces aquí?
- No lo sé... Solo me llamo y me dijo que quería verme.
- Vas a ir verdad?
- Sí

Los nervios me consumían, no sabía como iba hablarle o que iba a decirle después de ese día no volví a saber nada de él, solo lo que veía en la prensa o en la tv. En mi interior ya se había declarado la voz de alarma. Quedamos encontramos en el metro, tenía 40 minutos para estar perfecta y llegar a la estación. Me duché y me eché todas las cremas habidas y por haber, me puse perfume, me maquille un poco pero no demaciado. Por lo general no me importa ser obvia pero, si le daba por contarme algún problema no quería que pensara que mi principal intención era follar con él. Así que opté por un look sexy pero informal, el cabello suelto, una blusa cayendo ligeramente sobre mi hombro, unos vaqueros ajustados y unas zapatillas bajas. Eso no llamaría la atención porque prácticamente todas las blusas que tengo me quedan iguales. Pasé el resto del tiempo imaginando todos los escenarios posibles, pero mi mente cada vez estaba más dispuesta a entrar en acción ante la más mínima señal que él me hiciese. Pues, si yo soy exageradamente obvia, para entender las intenciones de Tom no hace falta un máster en psicología, ni hacer un curso de adivinación por correspondencia después de lo ocurrido entre nosotros, con solo mirarnos sabíamos que nos desabamos. Salí rumbo a la estación que estaba cerca a mi casa y mientras caminaba mi imaginación seguía volando. Sin embargo, no me dio mucho más tiempo a seguir perdiéndome entre mis pensamientos antes de que me diera cuenta que tenía varios mensajes en poco de menos 10 minutos en el móvil.