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Recogió del suelo lo que quedaba de una lámpara. La casa estaba hecha pedazos. Cada paso que daba crujía por los restos de cosas rotas bajo sus pies. No le habían prendido fuego porque se habían visto descubiertos, pero poco había faltado.

Se habían llevado las cámaras y micrófonos, dejando agujeros en las paredes y el techo. Los vidrios de las ventanas estaban hechos trizas. Los impactos de bala marcados en las paredes, los casquillos en el suelo.

Giró sobre sí mismo apreciando el desastre, completamente sin palabras.

- No tocamos nada. Queríamos saber tu opinión - dijo Sam que lo había llevado hasta ahí - no sé si quieras volver aquí o mudarte. El complejo siempre está abierto para ti. Puedes seguir quedándote allí con nosotros.

- Gracias, Sam. Pero ésta es nuestra...- guardó silencio un momento - ...sólo debo limpiar...- la voz se le apagó. Tenía un nudo en la garganta - ...limpiar y reparar todo esto.

- Sabes que cuentas conmigo. Para lo que necesites.

- Gracias.

~°~

La recuperación había sido más lenta de lo que había esperado. Estuvo 2 semanas en el hospital. Las balas que le había disparado Sam habían causado bastante daño. Luego de eso pudo irse al complejo para continuar la recuperación.

Las personas lo miraban con cierto temor y desconfianza. Había hecho cosas terribles y tenía pendiente un proceso judicial. Era verdad que el estar bajo amenaza era una gran atenuante, pero eran muchos los cargos en su contra y esta vez no podía alegar la existencia de control mental.

Tenía claro que había personas que nunca confiarían en él nuevamente, pero de quien más le interesaba recuperar la confianza, no se había aparecido por ahí.

La última vez que la había visto, fue junto a la cama de hospital donde él estuvo en coma durante 1 semana. No se despegó de su lado, pero cuando lo vio abrir los ojos y mirarla, se levantó de la silla y sin decir una sola palabra salió de la habitación, cojeando y apoyada en una muleta. Era la herida de bala provocada por él.
Ni siquiera sabía si la volvería a ver alguna vez. Lo que había pasado había roto absolutamente todo entre ellos. Pero ella estaba a salvo y eso era lo que más deseaba en la vida.

El crujir del cristal roto en el suelo bajo unos zapatos lo distrajo. Pensó que era Sam que había regresado por algo, pero al voltear a ver, quedó petrificado. Era Natasha.
Su mirada se clavó en ella. Se miraron por lo que pareció una eternidad hasta que él no pudo más y bajó la mirada avergonzado. El recuerdo de cada una de las cosas que había hecho no lo dejaba estar en paz en ningún momento. Y ahora estar frente a ella, que ya sabía la verdad, era demasiado. Quería desaparecer.

- Sólo vine por algunas cosas - dijo ella - no te molestaré - pasó junto a él rumbo al segundo piso. Y ahí se quedó escasos 5 minutos buscando algo de la ropa que había dejado antes de marcharse, unos cuantos artículos personales más y como nunca había sido de tener muchas pertenencias, un pequeño bolso fue suficiente.

Cuando salió del baño su mirada se detuvo en la cama. En milésimas de segundo recordó lo que había visto en ella y una mezcla de dolor e ira la inundó. Sabía que había sido planificado, que James por voluntad propia jamás le habría hecho una cosa así. Pero había sucedido, el recuerdo estaba y la herida no paraba de sangrar.

Cerró el bolso y bajó las escaleras. James no se había movido de donde estaba cuando ella subió.
Pasó junto a él hacia la puerta pero él la sujetó suavemente del brazo. Ella se detuvo y fijó sus ojos en la mano de vibranium que la sujetaba. No podía mirarlo a los ojos. No podía mirarlo a la cara.

Instinto 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora