BRISA
- Tienes dos semanas para reunir todo el dinero - el aliento del asesino de mis padres choca contra mi cara - A la próxima, te pegaré un tiro en la cabeza y ni dios te salva de eso, cariño - coge mi cabeza con las manos y la golpea contra el suelo una vez más. La vista me falla, intento mantener los ojos abiertos, pero la cabeza me bombea con fuerza y me duele. Cierro los ojos buscando paz.
DRACO
Joder. Me paso las manos por el pelo.
- ¿Me puedes decir de que cojones va esto, Draco? - Tiryon está más nervioso que yo. Le quito el móvil de las manos y leo otra vez el mensaje.
Se lo devuelvo, y con el miedo en el cuerpo salgo corriendo del piso de Tiryon. Si lo que dice el mensaje es cierto, Brisa está en peligro. Si no está muerta ya.
A pesar de solo haber ido una sola vez a su piso me esfuerzo en recordar el camino. Mientras corro oigo a Tiryon seguirme, y no puedo evitar sentirme culpable por haber sido tan orgulloso, y no haberla vigilado un poco para asegurarme que nada le pasaba. A la vez que pienso eso, otra voz en mi cabeza me dice que yo no soy su padre, ni nadie que deba responsabilizarse de ella, y más cuando me pidió que la dejara en paz, que ella podía solucionarlo.
No me detengo hasta que no estoy delante de la puerta de su piso, la cual está agujereada. Ésta está entreabierta, y, por primera vez en mucho tiempo siento miedo por lo que me pueda encontrar detrás de ella.
Tiryon llega poco después de mí, me adelanta, y abre la puerta de un golpe.
- No te quedes ahí parado - me reprocha entrando en el lugar. Con cautela lo sigo, observando la estancia detenidamente. Todo parece estar igual, todo a excepción del cuerpo tendido en medio del comedor.
Aguanto la respiración. ¿Es Brisa? ¿Está muerta? Esta vez es Tiryon quién se queda paralizado. Me acerco al cuerpo temeroso, no sería la primera vez que veo a alguien muerto, pero esta vez es distinto. Esta ves es Brisa.
Me arrodillo a su lado, le aparto el pelo largo y negro de la cara, y puedo ver su pequeño y redondo rostro.
La sensación de un dejavú me invade. He vivido esto antes. Lo sé, y eso fue lo que me hizo huir de este lugar.
La chica se encontraba tendida en el suelo, debía tener unos 16 años. De su estómago salía muchísima sangre. La cogí en brazos, a pesar de ser un cuerpo casi muerto pesaba muy poco.
Era simplemente una cría que había pagado por los errores de sus padres, y que seguramente no tenia ni idea de porqué le habían arrebatado la vida.
La miré fijamente, sus pómulos estaban rojizos, y mojados, sus pestañas brillaban por las lágrimas que había derramado.
Aún respiraba, y aunque era prácticamente imposible conseguir llegar al hospital y que ella siguiera con vida, quise intentarlo. No podía dejarla morir, como mínimo tenía que intentar salvarla, mi padre le había hecho esto, y era mi deber solucionarlo, en la medida de lo posible. No podía revivir a sus padres, pero al menos, podía darle la oportunidad de vivir.
- No vas a morir - susurré.
Miro a Brisa, regresando a la realidad. Nunca más he sabido nada de esa chica, tampoco me esforcé en averiguar lo que había sucedido con ella después de dejarla en la entrada del hospital. Huí. Porqué me era demasiado difícil convivir conmigo mismo, con el dolor en el pecho de saber que había permitido que gente muriera. Porqué no quería ser como mi padre, no quería seguir sus pasos.
Me resulta realmente raro encontrarme en una situación similar.
Observo su cuerpo, para asegurarme que no está herida. Su cara tiene bastantes golpes, y su cuerpo tiene algunos moratones, pero nada de lo que preocuparse. Está viva, y a pesar de que me alegro y estoy aliviado, me da miedo saber el porqué la han dejado con vida.
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Cicatrices con tinta
Novela JuvenilHay dos formas de afrontar el dolor. Brisa, se ha convertido en él, y se mueve por el mundo con una gran aura de emociones que amenazan con ahogarla. Draco, se ha olvidado de quién es, y lo único que es capaz de sentir es indiferencia. Ya no disti...