-Ruben... ¿Te importaría explicarnos esto?- Aquella señora señaló una pantalla donde esta esta su hijo besando a otro hombre -Rubén respondeme- Y todo es negro, muy negro, sofocante.
Ah sigo aquí... Su vida es igual que cualquier otro, con la clara diferencia de que sus padres lo habían mandado a un campamento de conversión para gente homosexual.
Llevaba 2 meses con 3 dias en el campamento, aún no asimilaba la idea de que sus padres los hayan mandado a ese lugar. Así que solo pasaba sus días paseando por el campamento o mirando el techo de su cuarto. Pero tampoco ha sido reacio a las actividades del campamento, simplemente está... Derrotado, muchos de las personas en el campamento empiezan a sentir pena por el.
Aunque por los pasillos del campamento se rumorea que fue llevado a la zona prohibida, nadie sabe porqué pero desde que regresó ya no volvió a hablar con nadie.
-Miguel...- Susurro muy bajo para evitar que alguien, quien sea, lo escuchara, pensaba si tal vez Miguel ubiera escuchado sobre lo que pasó o tal vez nunca se enteró y lo dio por desaparecido.
-¡Todos despierten!- Era uno de los guardias anunciando la llegada de alguien nuevo, ni se tomó la molestia de levantarse y solo mira hacia la puerta.
Un joven de aspecto rudo, cabello castaño y ojos morados paso echando miradas a todas las puertas hasta que se para enfrente de la de Rubén.
-¿Te sientes en casa no?- Uno de los guardias le dijo en cuanto entro a la habitación- La verdad esperaba no volver pero veo que alguien ya ocupó mi cama- Los dos voltearon a donde estaba Rubén- Ah ¿El? El nunca hace nada no tienes nada de qué preocuparte- Los ojos morados miraban intensamente a Rubén pero este seguía sin hacer nada.
-¿Cómo te llamas- Fue lo primero que escucho Rubén esa mañana, pero prefirió fingir seguir dormido hasta que el otro se cansara- Se que estas despierto- Rubén abrió los ojos- Que mierda quieres- El de ojos morados sonrió -Tienes una bonita voz- Solo está intentando ser amable porque compartimos habitación -Mira, no se que estas intentando hacer o que quieres pero no me interesa- Pero el otro siguió sonriendo -Mi nombre es Samuel ¿Y el tuyo?- Rubén rodó los ojos -Soy Rubén- Se levantó y se empezó a vestir para comenzar las actividades.
Samuel empezó a seguir a Rubén a todos las, incluso al baño, y Rubén estaba más que cansado de él así que aprovechaba cada oportunidad que tenía para escapársele, pero aunque no lo quiere admitir le gusta tener un poco de compañía.
Otra cosa que notaba es que Samuel parecía conocer a todo el personal del campamento y eso si lo incomoda.
Aunque Rubén tratara de ser frió con el Samuel sabía que en realidad lo apreciaba aunque sea un poquito y eso no podía ser mejor para el.
Poco a poco los dos se fueron abriendo el uno al otro, resultaba que Samuel había estado otras cinco veces que estaba en el campamento, siempre que salía pensaban que estaba "curado" solo para volver meses después y su madre venía de vez en cuando pero solo a preguntarle si a tenido avances en su "enfermedad" y que se curara pronto.
-Rubén- Lo volteo a ver -¿Samuel?- Los dos se miraban directamente, era de noche por lo que no había guardias alrededor -Me gustas- Samuel se encontraba un poco sonrojado -Ya se que esta situación no es la ideal pero no podía esperar para decírtelo y- Fue interrumpido ya que Rubén selló sus labios con los del otro- A mi también me gustas bobo- los dos se sonrieron- Me gusta terminar así ¿no crees?- Se encontraban agarrados de la mano mirando al techo- Se siente... cálido- se miraron y se sonrieron mutuamente, se abrazaron y dijeron Te amo.
A la mañana siguiente Los guardias encontraron sus cuerpos.

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La casa de las mentiras
RastgeleUn chico es enviado a un campamento de conversión ¿Que le pasara