Capítulo 3 - Miedo

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Capítulo 3 – Miedo

Tras varios días durmiendo poco y habiendo superado un extenuante combate horas atrás, me encontraba, cuanto menos, fatigado, tanto es así, que fui negligente en cuanto a la comprobación y el sellado de las compuertas de la nave. No tardó en caer la noche y, junto con ella, relámpagos y una lluvia torrencial que auspiciaron una gran tormenta. El casi hipnótico sonido de la lluvia contra la cabina de la nave me ayudó a caer rápidamente en un profundo sueño.

Mis sueños pronto se convirtieron en pesadillas, pero esta vez, no fueron las pesadillas de siempre. Una funesta llegada que hizo que gritos de angustia, desesperación y miedo tornaran en servidumbre, obediencia ciega y docilidad; unas gentes antaño orgullosas de su legado, ahora corrompidas por un poder oculto enterrado en las entrañas que se alimentaba de su voluntad. Un pueblo esclavo de unos designios fatales provenientes de una oscuridad remota e inmensurable. Rituales tenebrosos y siluetas oscuras retorciéndose y susurrando oraciones incomprensibles en una lengua desconocida. Sombras de un pasado remoto.

Desperté al instante, sudores fríos recorrían mi espalda y un repentino ataque de ansiedad hizo que casi me asfixiase. Al despertar, noté la presencia del lado oscuro, estaba por todas partes y era mucho más palpable que el día anterior. Mi cuerpo se heló repentinamente cuando, al mirar por la cabina, distinguí una figura encapuchada con largos mantos mirándome fijamente en la distancia. Noté su presencia en la fuerza. Estaba algo lejos de la nave, pero cada centellada de relámpago me permitía distinguir aquella silueta casi fantasmagórica entre la oscuridad. Aquel ser, incluso sabiendo que me había percatado de su presencia, seguía sin moverse, inmóvil en la inmensidad de la noche y bajo una pesada y constante lluvia. En ese momento, supe que las cosas se iban a complicar y que debía de estar a la altura si quería salir con vida de ahí, así que sin perder ni un momento más, me puse mi capa y me ajusté el cinturón con el sable y la pistola bláster. Estaba listo para afrontar cualquiera que fuese mi destino.

Cuando abrí la compuerta principal y bajé de la nave, aquella figura seguía justo donde la dejé. Empecé a andar lentamente hacía ella e inmediatamente, justo cuando encendí mi sable láser, empezó a correr velozmente en dirección contraria a mí. Mi respuesta fue casi al unísono, me dispuse a seguirla; era una tarea difícil puesto que solo podía intuir su dirección cada vez que un relámpago me dejaba ver aquella forma.

La lluvia calaba en la ropa y hacía que sintiese mi movimiento más pesado, pero yo solo pensaba en alcanzar a aquel ser que se me escapaba por momentos. Pronto dejamos aquella basta explanada de la aldea para adentrarnos en los densos bosques que la rodeaban. Mi rostro se magullaba y mis ropajes se rasgaban con la vegetación que debía de sortear a toda velocidad, altos árboles y frondosos arbustos que hacían cada vez más difícil que la luz proveniente de los relámpagos me permitiese verle. Estaba tan concentrado en distinguirle y en seguirle sin perder el ritmo que, cuando salté un matorral, no me di cuenta y caí por un gran agujero excavado en el suelo quedándome inconsciente.

Recuperé la consciencia al cabo de minutos o quizás horas, estaba muy desorientado, no sabía cuanto tiempo llevaba inconsciente pero sí que aún seguía siendo de noche. Me dolía todo, tenía muchas contusiones, sentía que me había roto alguna costilla pero apenas pude dedicarle pensamientos a mi dolor cuando me di cuenta de que donde había aterrizado, no era en una cueva normal, parecía algún tipo de templo subterráneo o lugar de ceremonias. El suelo estaba cubierto de huesos resquebrajados y las paredes estaban ricamente ornamentadas con inscripciones en lo que parecía ser una lengua totalmente ajena para mí. No me entretuve más y pensé en una forma de salir de ahí; puesto que el orificio por el que había caído estaba muy alto, descarté la opción de remontarlo de inmediato. Debía pensar en otra salida.

Star Wars: Sombras RemotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora