Capítulo 1 - Tensión y ansiedad

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Año 723 ABY, Jabiim, Borde Exterior.

Acepté una misión muy importante y la cobraría bien. Un grupo de terroristas antirrepública habían secuestrado al hijo del corrupto senador de Jabiim para pedir la salida de su planeta del Senado Galáctico; la incompetente FPS de un planeta tan marginado y empobrecido como tal, no contaba con unidades capacitadas para extraer a un rehén con garantías. Así pues, se solicitó la intervención de los Jedi pero la burocracia era lenta y la situación crítica. Se solicitó a varios cazarrecompensas capaces para la misión y ahí es donde yo y mis habilidades incompletas de Jedi entraban en juego.

Tras una breve y apresurada introducción en un centro de mando durante un día oscuro y lluvioso, algo habitual en Jabiim, tuve la oportunidad de presentarme a las personas con las que formaría equipo, un ingeniero Zabrak, una tiradora humana y un corpulento mandaloriano, todos aparentemente curtidos y recién llegados de cualquier lugar de la galaxia como parecían indicar sus fatigadas expresiones. No me importaban lo más mínimo, solo quería acabar el trabajo, cobrar y salir de ahí.

Una vez preparado el equipo y con las instrucciones claras, desde aquel pequeño centro militar, tomamos un aerodeslizador hasta la zona acordonada; barricadas, incontables soldados y un perímetro muy amplio nos esperaban alrededor de un edificio de tres o cuatro plantas con apariencia de complejo industrial abandonado, todo eso mientras una lluvia torrencial hacía de esa una estampa poco apetecible.

-¿Todo esto por un grupo de 5 a 15 personas?- dije-.

-A la República siempre le ha gustado abrumar con su gran número de tropas aunque luego sus soldados no valgan nada.- declaró el mandaloriano-.

-No te equivoques mandaloriano, aún no hemos recibido apoyo de la República ante esta crisis, de hecho, Jabiim es continuamente ignorado en todas sus peticiones.-Respondió el copiloto del aerodeslizador, y añadió-.Vamos, todo el mundo abajo, hemos llegado.

Aterrizamos en medio de una "zona de nadie" entre el edificio y el perímetro. El fango del suelo hacía que, al pisar, sintieses que en cualquier momento podías resbalar de forma estridente. Agarré con fuerza mi pistola bláster y con cierto nerviosismo presencié como todos se disponían en sus posiciones previamente acordadas. La tiradora se quedó en el aerodeslizador y nos dio su señal por el comunicador. A su vez, el ingeniero Zabrak estaba colocando una carga térmica de demolición en la entrada principal previamente sellada por los terroristas y el mandaloriano revisaba con meticulosidad y aparente confianza su fusil bláster.

Tres, dos, uno y... una explosión, granadas aturdidoras e, inmediatamente después, entramos. El mandaloriano abrió fuego con su bláster y tumbó a varios objetivos los cuales se encontraban envueltos en una gran confusión. Yo, sin embargo, no veía nada, todo borroso y caótico, subí las escaleras hacía la planta de arriba, detrás de mí estaba el Zabrak mientras que el mandaloriano estaba aún abajo comprobando sus bajas.

Subimos y todo estaba tranquilo, todo el edificio parecía abandonado desde hace ya mucho. De pronto, de entre las sombras salieron tres seres que se nos abalanzaron violentamente y nos tiraron. El Zabrak forcejeaba con uno de ellos mientras otro le asestaba varias puñaladas en el estómago. Yo, luché por levantarme pero un tercero me dio una patada en el costado que me hizo caer de nuevo, no sin antes descargar varios disparos de mi pistola bláster en él neutralizándole. Con el Zabrak ya muerto, las dos figuras que habían acabado con él me miraron y me abordaron, rodé para evitar una puñalada dirigida al cuello y el agresor fue posteriormente abatido por un certero disparo proveniente del exterior  y que había penetrado por la cristalera de esa planta. Aun agitado y confuso, sin entender lo sucedido, aproveché la confusión también presente en el terrorista restante y me arrojé hacía él. Con mi bláster en el suelo dos metros tras de mí, no tuve otra opción que encender mi oxidado sable láser y apuntar la hoja morada hacia su cuello. Con expresión temerosa tiró su vibrocuchillo al suelo. 

Star Wars: Sombras RemotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora