Conclusión - Amargura

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Brillando en el cielo de medianoche,
sobre los abismos etéreos y distantes,
me acechaba, anhelante,
una seductora, resplandeciente estrella;
Cada crepúsculo retornaba
brillando bajo dos soles.


Místicas formas bellas se fundían
en sus gloriosos rayos dorados,
fantasías de dicha descendían
en miríadas de elisíaco placer.
De sus coros de liras se extendían
como cantos de bellas melodías


Pensé que el placer reinaba allí,
donde el libre y el bendito habitan,
y cada instante un tesoro traía
envuelto en flores de loto,
flotando en una nota líquida
de los laudes de los viejos Celestiales.


Allí, me dije, existen
mundos de felicidad desconocida,
donde la inocencia es alabada
en el trono de la coronada virtud;
Hombres de luz, de pensamientos
más puros, más diáfanos que los míos.


Entonces sentí horror ante la visión,
se tornó roja y delirante;
La esperanza se disolvió en burla,
la belleza en fealdad;
Himnos extraños se arrastraron,
signos espectrales se mezclaron.


Carmesí ardió la estrella de la locura
que antaño admiré tan bella;
Todo era triste donde hubo felicidad,
y en mis ojos tembló una verdad;
Infames demonios salvajes desfilaron
a través de mi febril visión.


Ahora conozco la macabra fábula
que surgía de aquel dorado esplendor;
Ahora evito la tétrica luz
que antaño amé con fervor;
Pero el horror, estable y mortal,
acechará mi alma por siempre.


FIN


Star Wars: Sombras RemotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora