• Cap. 9: Las muñecas de porcelana también lloran

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Loki seguía igual de prepotente que siempre, o eso le parecía a Stark que buscaba pro todas partes algún indició de embarazo, alguna curvatura de más, algo, pero su vientre seguía tan plano como el propio, solo había notado su avorazada manera de comer.

— ¿Qué es lo que miras? —cuestionó Steve a un lado suyo.

— Nada. — contestó él.

Thor parecía estar en otro mundo, uno muy lejano y donde las personas que lo rodeaban no existían, uno gobernado por ese olor a nieve que se hacía más y más intenso con cada minuto que pasaba.

Stark recordó esa hoja y como luego la desechó, se preguntaba una y otra vez quien sería el padre, sin llegar aun a una conclusión, sin embargo esas ganas de querer ir y preguntárselo directamente le carcomían el alma, tampoco quería ponerlo en evidencia porque conociéndolo seguro que lo asesinaba con tal de que no dijera nada.

— ¿Qué ocurre? —cuestionó está vez la voz de Thor y eso lo hizo regresar de su mar de preguntas.

— Nada, solo estaba pensando. — argumentó como defensa y regresó su vista a la comida.

Los ojos de Thor se perdieron en un lugar hacia el frente, un lugar que era ocupado por una única persona que era capaz de mover el cielo y la tierra con un solo respiro.

Su vista se perdió en el cuello de Loki, aun traía bufandas atadas al cuello y él había descubierto la razón hacía solo tres días.

***

Loki se había quedado dormido desde muy temprano, aun no eran las seis de la tarde y cuando llegó, el pelinegro ya estaba en su cama respirando de manera profunda y sin hacer ningún movimiento, aun llevaba su típica ropa ajustada que siempre llevaba en lugar del uniforme.

Se le quedó mirando un momento debatiéndose entre despertarlo o no, prefirió no hacerlo para librarse de la furia que seguramente tendría si alguien se atrevía a interrumpir su sueño.

Sacó todas sus cosas para poder finalizar sus ejercicios, y las demás cosas que el estúpido maestro de matemáticas había dejado.

Su vista se perdía pro momentos en el cuerpo de Loki, a veces se daba vuelta y simplemente volvía a acomodarse para continuar su siesta.

Ahogó una risita luego de verlo hacer pucheros en medio de su sueño y continúo su tarea algo confusa y llena de números que no sabía cómo conjugar para crear una respuesta aceptable. Recordó su odio a las matemáticas.

Luego de muchos estirones de cabello y gritos de desesperación en silencio logró terminar el primer problema.

En uno de los movimientos bruscos que dio Loki la bufanda que hasta ese momento había adornado su cuello salió de ahí dejando ver esas marcas rojizas que se extendían alrededor de su cuello. Dejó todo lo que hacía para ir a apreciarlas más de cerca.

Se sintió horrible al recordar eso que había estado a punto de hacerle a Loki y esas marcas eran la consecuencia, pero no había apretado con mucha fuerza o eso le parecía a él.

Deja de mirarme a sí. — habló su voz algo más ronca de lo habitual.

No te estoy mirando... se me calló mi lápiz — se alejó de ahí mostrando su lápiz en alto, agradeciendo a dios por haberlo llevado en mano.

Loki se sintió estúpido por pensar que ese hombre que estaba ahí lo miraba él, por supuesto que no todas las personas lo miraban, solo era un paranoico que pensaba eso.

UNA HISTORIA EN BLANCO Y NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora