• Cap. 14: Una muñeca de porcelana que no habla por miedo

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Por fin lo había encontrado, por fin luego de tanto podía besarlo aunque no fuera correspondido, por fin podía abrazarlo aunque Loki estuviera dormido gracias a al medicamento que le habían puesto.

Nadie sabía acerca del estado de Loki solo Barner y Amorra; la última solo había recibido un disparo en la pierna izquierda pero ya comenzaba a sanar y seguido visitaba a Loki en su habitación, aunque él ni enterado de lo que acontecía pues estaba tan sumido en un sueño donde los medicamentos lo mantenían sujeto.

Barner había estado investigando el paradero del responsable, pero parecía simplemente no funcionar, ni siquiera la misma Amorra entendía por qué ella tampoco daba con el responsable.

Tomó la mano delicada de Loki y comenzó a frotarla, tenía rato que no había dormido y sinceramente ya comenzaba sentirse más cansado a cada segundo, pero tampoco deseaba apartarse de Loki.

***

La luz del sol colándose por las ventanas comenzó a causarle escozor en los ojos, temió por despertar en la misma habitación donde lo tenían cautivo, por lo tanto lo pensó seriamente antes de aventurarse a abrir los ojos; sin embargo un olor a cloro y productos para la limpieza comenzó a meterse en sus pulmones y luego tenue muy tenue podía oler a Thor, esa colonia extraña que usaba lo tenía sometido.

Abrió poco a poco los ojos, casi permitiéndole a la luz blanca atravesarlos, parpadeo un par de veces para acostumbrarse a la luminiscencia, y durante un momento se quedó en estado de ceguera, para luego comenzar a ver claramente.

Recorrió todos los rincones en esa habitación y no le pareció conocida; quizá lo habían cambiado para hacer limpieza a la otra, la cama era un poco más dura, más incómoda, y tenía vendados los pies, de nuevo lo curaban sin consentimiento, de nuevo seguro lo harían sufrir un poco más.

Su vista viajo hasta sus pies vendados y en el trayecto se encontró con algo más, un cuerpo que le hacía compañía, el cabello castaño desparramado sobre el colchón, y algo en ese ser le resultaba agradablemente familiar, su nariz extraña, sus labios gruesos, sus ojos de cachorro estaban cerrados... Thor, estaba ahí con él, haciéndole compañía.

Las ganas de llorar lo invadieron, sentía su corazón exprimirse, se llevo ambas manos al rostro y tapo boca y nariz evitando hacer ruido, no quería despertarlo, no cuando parecía disfrutar tanto del extraño mundo donde se encontraba vagando.

Las lágrimas acudieron solas a sus ojos y con solo pestañear una vez comenzaron a salir una por una, tomándose su tiempo, recorriendo las mejillas pálidas de Loki, tibias hicieron un reguero hasta llegar a su cuello; Loki se recompuso otro poco, haciendo que la cama se moviera un poquito, ocasionando que el cuerpo de Thor resucitara.

***

No sabía a qué hora era que se había quedado dormido, sin embargo el dolor de cuello lo estaba matando, tan insoportable y de repente la cama hizo un movimiento brusco, algo que lo hizo despertar por completo, trato de recomponerse lo más rápido posible sin embargo aún el dolor de haberse quedado dormido en aquella posición tan incómoda estaba haciendo mella en él.

Levanto de poco la vista, y ahí levantándose como un mural estaba Loki, el chico de las mil miradas puestas en él, el que ahora parecía un muerto en vida, extremadamente delgado, con los pómulos marcándosele de más con una vena pinchada por donde le pasaban suero para corregir su deshidratación y con las mejillas llenas de lágrimas, le daba pena ver a ese Loki, y se culpaba porque él estuviera en ese estado tan caótico, tan diferente a como lo había conocido.

— Hola —susurró apenas audible.

Loki antes de dejar de llorar lo hizo con más ganas, destapándose la boca y posicionando sus manos alrededor de su panza, abrazándose a su mismo y a su bebé de cinco meses, con él labio inferior temblándole, con mil y un insultos atorados en la garganta para ese que estaba ahí, ese que lo había metido en todos los problemas que había pasado, y que ahora con la mueca más hermosa le susurraba un "hola" que no olvidaría nunca.

UNA HISTORIA EN BLANCO Y NEGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora