Pétalo tres

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-Solo no ensucies más, maldito viejo.-Ivon termino de limpiar el escritorio de Dante, este la miró cansado y se levantó para ir a la heladera. Tomo una cerveza y se sentó en el sofá de a lado.

-Los jóvenes de hoy en día no tiene respeto.-tomo un sorbo y la chica puso la mano en su cintura. Dante la miró y sintió un aire materna en la forma de su postura, se detuvo a mirarla un poco. "Si no fueras una niña te haría muchas cosas". Ivon corrió la mirada y suspiro derrotada, haga lo que haga Dante era difícil.

-No tengo ganas de discutir, mantenlo limpio porque si veo una maldita lata en alguna superficie del lugar, te la voy a meter por tu recto anal y la voy a sacar por la garganta.-sin dejar que el hombre contestará se fue a la cocina a dejar todo acomodado.

-Como si pudieras, pff.-eso último lo dijo por lo bajo pero la chica lo escucho y lo enfrentó.

-¿Qué?.-saco la cabeza por la puerta de la cocina y lo miró fijamente. Dante para zafarse solo miró para otro lado.

-Nada.

-Bien.-Ivon volvió al interior de la cocina y Victory llegaba con las compras. Estaba emocionada y eso el cazador se dió cuenta. Tenía una sonrisa enorme en su rostro, corrió un poco a la cocina para darle una noticia a su amiga.-Victory, habla de una vez.-la chica ya no se sorprendía cuando su amiga le hablaba de espalda adivinando su presencia. A veces lo agradecía.

-Hay un lugar no muy lejos, es una bar bastante conocidos por los tipos malos.-la castaña empezó a guardar las cosas en la alacena y Ivon la miró con algo de incomodidad.

-Seria peligro.

-Lo se, pero podemos hacerlo.-Dante apareció en el umbral de la puerta, Victory solo pensó "no digamos nada". Su amiga recibió el mensaje y callo.

-¿De qué tanto hablan?.-Dante las miro con obvia razón. Sabía que algo se traían las niñas, en los cuatros días pudo determinar la emoción y lo neutral que pueden ser el par.

-De cosas de mujeres, ve y lleva esto en la heladera.-Ivon le entregó las demás cosas para poner en la pequeña heladera. El albino la miró con reproche.

-No voy a llevar nada.-Ivon le clavo la mirada y este no le quedó otra que aceptar.-Bien, bien, ya estoy yendo.-se fue con las cosas y Victory sin articular alguna sílaba en su boca dijo "nos vamos a vestir muy perras y vamos a ese lugar."

-Bien.-Ivon suspiro y volvió a preparar algo para cocinar. Victory sonrió victoriosa y se fue de ahí con la idea de ordenar su ropa.

Dante estaba peleando con el espacio de la heladera y maldiciendo a no más poder. Ella le pareció tierno, por alguna razón el cazador le hacía mucho caso a su amiga. Conociendo un poco su carácter en los juegos, es un hombre de espíritu libre. Hace lo que quiere cuando quiere pero con su amiga es distinto.

Camino hacia las escaleras y justo Vergil aparecía enfrente de ella. Casi chica con su pecho.

-Disculpa.-el hombre solo la miró y paso por su lado sin importancia por ella. La chica lo miró de arriba a bajo y soltó lo mucho que tenía guardado.-Por lo menos devuelve la disculpa.-el la siguió ignorando. Se sentó en el sillón donde Dante ya terminó de poner las cosas en la pequeña heladera, se sentó a lado de su hermano. Vergil solo la miró y corrió la mirada.-Tu madre sentiría vergüenza de tener un hijo como tú, un maleducado.-Dante abrió los ojos y se rió cuando Vergil se levantó. La chica se asusto un poco pero su cólera era más fuerte que el miedo que le podría inspirar el albino de azul.

-No hables de mi madre.

-No tienes razón, ella no tiene la culpa de que seas un maldito.-la castaña se le acercó más y Vergil la miró con asco.

Pétalos de una RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora