Pétalo cuatro

22 2 0
                                    

Los hermanos caminaban detrás de las dos chicas. Ellas se reían y sonreían contentas, en cambio los dos mayores solo querían volver al local y quedarse ahí todo el día. Vergil miraba al frente sin ningún punto fijo, Dante solo mira el suelo con necesidad de que esté se abriera y lo tragara.

El mayor de rojo por un momento sube la mirada se topa con el trasero de Ivon. "Es más grande de lo que pensé". La chica morocha se da la vuelta a escuchar eso y encuentra al mayor mirar para otro lado. La chica siguió como si nada pero el mayor seguía mirando con disimuló su cuerpo.

Vergil en varias ocasiones tuvo que ayudar Victory, sus pies son muy torpes y siempre que podía se resbalaba o erraba en su pasó.

-Eres inútil hasta para caminar.-él la agarró del brazo por secta vez. La chica le saco la lengua y saco su brazo de su agarre con algo de cuidado.

-Gracias de todas formas.-ellos se separaron un poco y Victory sintió una pequeña descarga de nervios en su cuerpo. Era muy obvio que no era por parte de ella pero de otra manera tampoco sabía de quién venía. Miró a su amiga quién hablaba con Dante sobre un lugar para comer. El adulto quería ir a un lugar cerca del bar, dice que tiene unas pizzas excelentes.

Llegaron a la puerta del bar, de día parecía más pequeño que en la noche. De la puerta salió Lucifer y cruzó miradas con las chicas, su sonrisa no se hizo esperar. Estaba ansioso.

-Chicas.-al pararse enfrente de ellas, las saludo con un beso en el dorso de sus manos. Ellas se miraron entre sí y Victory ya en su mente comento algo estúpido, "creo que sí seguímos así, tendremos el trabajo en menos de media hora".-Las estaba esperando, me alegro que hayan venido.-los ojos del rubio miraron para las espaldas de las niñas y se encontró con los dos adultos. Ellos lo miraban con pocos amigos, ninguno estaban cómodos con la familiaridad de sus actos hacía las chicas. Y no sabían porque.-Trajieron compañía, hola me llamo Lucifer.-levanto su mano para ser estrechada, los adultos lo miraron extraño. Más que nada su nombre era extraño.

-Dante.

-Vergil.

-¿Lucifer?.-Dante preguntó con algo de curiosidad. El rubio hizo una señal de despreocupación, sus ligeros momentos parecían sacado de un libro de modales.

-Si bueno, mis padres no eran muy religiosos. Vengan, hay comida.-todos siguieron al risueño señor de cabellos dorados.

"Tipo extraño", la voz de Vergil hizo que Ivon lo miraba disimuladamente. Ella pensaba lo mismo que él, pero sabía que esto era una oportunidad para ganar algo de dinero.

-Sientese.-los llevo a una mesa que había en el medio de la pista de baile. El lugar parecía el mismo desierto. De noche parecía una pequeño lugar pero solo era bastante grande.

Las chicas se sentaron en el medio, los hermanos tomaron unas sillas y se sentaron en una punta y el otro en la otra. Lucifer antes de sentarse se miró un poco al espejo enorme que había en una pared.

-¿Ustedes creen que este traje me queda?.-las chicas se miraron como si esto era una broma, pero no. El hombre hablaba en serio.

-Yo creo que te queda muy bien.-Ivon fue directa, era cierto lo que decía. El traje se ajustaba muy bien a su cuerpo perfecto. Lucifer ya era perfecto, un modelo sacado de una revista.

-Gracias.-le sonrió contento y se sentó, le agarro la mano a Ivon, su amiga gritaba internamente. "NO ME JODAS". Ivon disimuló totalmente como se sentía, ante todo mostró una neutralidad nata.-Hoy ví el día y dije ¿por qué no ponerme algo más claro y tranquilo?. No soy de usar estos colores algo claros, pero me apetecía hacerlo.

Pétalos de una RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora