Capítulo XII

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Terminada la fogata, procedí a levantarme. Conectándome con Itachi, a quien reconocí inmediatamente por su capa.

—¿Vienes a matar a Orochimaru? —dije cruzándome de brazos mientras de él aparecía una chica de cabello blanco azulado y ojos negros. Realmente era bellísima.

—Estoy de paso, Miyane. —dijo negando.

Río un tanto nerviosa. Sabía que el único Akatsuki que no le seguía rastro a Orochimaru, era él.

—Vienes por Sasuke... ¿verdad?

—Realmente vengo a preguntarte por él.

Suelto un suspiro. Veo hacia otro lado tratando de no encontrarme con su mirada. No quería decirle la verdad, pero tenía que hacerlo.

—Él te está buscando. Orochimaru anteriormente le había dado tu ubicación. No sé si está ganando más tiempo. —la chica se aferró a él.

—No importa —miró a la chica—, de todas maneras... ya he estado esperando esto por mucho tiempo.

Siento un nudo en la garganta. No conozco del todo a Itachi pero sé que no merece morir. No merece ser odiado por Sasuke.

—¿Quién es ella? —pregunto y la chica me da una sonrisa.

—Soy Kaone, novia de Itachi.

—El gran Uchiha rendido a los pies de una Kozuka. —los dos se sorprendieron al saber la procedencia de la chica.

—¿Cómo lo sabes? —preguntó con cierto miedo la chica.

—Soy estudiante de alguien renegado. Es imposible no hacer trabajos sucios. —me justifiqué cruzándome de brazos.

—Kaone... ¿podrías esperar en el lago? —Itachi le dió una de sus mejores miradas tranquilas para la chica mientras esta decidió obedecer. Pude sentir cómo el miedo la invadió cuando dije su apellido. ¿Hice algo mal?

—No es necesario que la apartes, Uchiha.

—Deberías dejar a Orochimaru. Sé que le quieres pero todo esto terminará mal. La verdad no es casualidad que venía con Kaone a pasear. Dije eso para salir en tu búsqueda, sé los patrones que Orochimaru ordena para hacer guardia.

—¿Por qué debería...? —me da la espalda para robarme la palabra.

—Te va a matar en cuestión de días. No tengo pruebas para demostrártelo... pero debes confiar en mí. Si al menos muero... no quiero saber que estás en el mismo sitio que yo.

Traté de procesar la información. Mi cabeza comenzó a dar vueltas y sentía todo mi cuerpo débil. Sin respuesta.

—Somos enemigos. ¿Por qué me has dicho esto?

—Akatsuki tiene la mirada puesta en ti. Para Pain será un desperdicio de tiempo haberte investigado estos meses.

—Orochimaru es incapaz de matar a su alumna favorita.

—Eso te hizo creer... hasta que...

El grito de Kaone retumba en el bosque. Itachi me mira diciéndome con la mirada que tenía que irse. Cuando quise seguirlo, mi cuerpo quedó más inmóvil cuando recordé que no podía o de lo contrario el rumor de que podría estar traicionando a Orochimaru se haría presente.

Me lamenté no ayudar y seguí con mi rondín sin poder hacer nada.

¿Por qué Orochimaru querría matarme?

¿Cómo es que Akatsuki sabe?

¿Cuál es el verdadero objetivo de él?

[...]

Han pasado dos semanas en los cuales no logro estar bien conmigo. Uniendo puntos, traté de descifrar si lo que dijo Itachi era verdad... sin embargo, no llegaba a nada. A decir verdad temía por mi vida.

Las preguntas seguían intactas. ¿Por qué querría hacerlo?

Toqué tres veces la puerta. Pude escuchar un "adelante" tenue.

—Aquí está el mapa que me pediste. —me acerqué a su escritorio sin quitarle la mirada de encima. Sus ojos me miraban con más oscuridad. No sabía si me aterraba o sentía la excitación de siempre.

—No te he pedido ningún mapa.

—Tayuya me comentó que mi misión era esa. —fruncí el ceño. No quería pensar que mi misión era otra y haya perdido un día entero y al día siguiente tener doble trabajo.

Suspiró con una sonrisa de lado.

—Ya recordé. —se levantó etirándose y caminó hacia mi dirección para darme la espalda y abrir el mapa.

Pude ver en sus rasgos como examinaba perfectamente cada detalle y cada lugar. Sus ojos paseaban delicadamente sobre cada ubicación de nuestros alrededores. Bajé la mirada pensando un momento en qué se sentiría si Orochimaru me viera de esa forma.

—Mierda. —dije sin pensar al imaginar esa escena.

Orochimaru volteó a verme molesto.

—Retírate si no te importa que tienes que mejorar.

—No me refería a eso —vi a otro lugar del suelo para evitar encontrarme con su mirada—. Me he sentido mal desde hace dos semanas.

Guardó el pergamino. Se sentó y suspiró pesadamente.

—¿Sucede algo? —pregunté en una pequeña esperanza de que pudiera contarme cómo lo hizo una vez.

—Estoy cansado. Sólo eso. —se masajeó las sienes como si aquello le quitara el dolor de cabeza que advirtió aparecer. Me acerqué a él intentando no buscar el rechazo y masajeo sus hombros de tal forma que pueda recargarse adecuadamente en la silla.

Continuo con suaves pellizcos esperando aquella voz amenazante lista para echarme del lugar. Y no sucede.

Siento poco a poco como el estrés y la tensión abandonan su cuerpo. Lo noto más relajado y en parte... me ocasiona acercarme un poco a su oído.

—¿Se siente mejor? —susurro lo más bajo que puedo para tratar de no molestarle.

Como respuesta recibo una sonrisa de su parte. Rendida suspiro con la creencia de que debería seguir y así lo hago.

En cuestión de tiempo termino y procedo a retirarme. Justo cuando voy a abrir la puerta, siento su aliento chocar contra mi cuello.

—No te he dado la orden de que te detuvieras. —soltó su frío aliento contra mi pareja y mi cuello mientras sus brazos los tenía a cada lado mío sobre la puerta, impidiendo la salida.

—Tal vez... —hablé claramente sorprendida y un poco excitada por su acción.

—Sigue... y tal vez te deje con vida.

Dicho esto, cualquier signo sexual se esfumó de mí para darle paso a un gran miedo. ¿Era verdad que mi vida corría peligro?

Miedo, Sed y Placer |Orochimaru|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora