Capítulo XIII

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Las sábanas comenzaban a teñirse de un vino tan puro como la sangre, sino es que lo era ante el pecaminoso acto de ambos.
El aire mezclado de placer, gemidos y agonía.
Era un vaivén tan exquisito y doloroso. Era la fantasía de aquellos dos vuelta realidad.

Era de madrugada cuando Orochimaru decidió cambiar de ubicación, excusando que había una nueva persona para poder cumplir con lo que tanto deseó desde que vió nuevamente a su amada... rata de laboratorio.

Kabuto y los demás partieron de nuevo, sin antes haber esparcido cuerpos desechados por Orochimaru. Miyane solo estaba más desesperada que de costumbre, las palabras y los movimientos de su maestro la habían dejado temblando de miedo, desconfianza y repulsión.

—Lo que me hacía falta era que me despertaran cuando es mi día libre por culpa de tus estupideces. —espetó Tayuya.

—No es por ella, sino por Lord Orochimaru. —defendió Kabuto— Dudo que ahora haga las cosas por ella.

Miyane lo fulminó con la mirada mientras éste se acomodaba los lentes. Partió de ahí sabiendo que en cualquier momento ella podría estar envuelta en el pecaminoso acto del sexo. O tal vez la muerte.

—No dije que te fueras. —Orochimaru apareció casi a su lado, asustándola. Perdió el equilibrio y se habría roto un hueso de no haber sido por la intervención del Sannin.

—Creí que tendría que irme con ellos. —se separó inmediatamente tocaron el piso— Últimamente no sé qué hacer si nada de lo que hago es de tu agrado.

El semblante de Orochimaru cambió.

—¿No es de mi agrado? Nunca lo ha sido. Pensé que volverías a ser mi fiel cachorrito... Pero me equivoqué. —sonrió ladinamente.

—No he hecho algo que te moleste.

—¿Besarte con Kabuto no fue algo que me molestara? Déjame explicarte que quien tenía derecho a recibir toda tu atención era yo. Por algo soy tu maestro, por algo TÚ debiste ser más cuidadosa en lo que hacías. —decretó seriamente enfatizando más el tú.

—¿Atención? ¡¿Cómo carajos querías que tuviera la menor idea de lo que querías?! ¿No también fuiste a buscar con Tayuya algo? —el azabache se burló.

—No, Miyane. Yo no tengo que ir detrás de ti cuando sé que todo lo que tenga que ver contigo gira sobre mi. No me equivoqué en que te harías más torpe, —comenzó a caminar peligrosamente hacia ella, haciéndola sentir más asustada de lo que estaba desde que salió huyendo de la oficina de su maestro— más inútil, más infantil y terca.

—Aléjate. —chocó contra un árbol y no pudo evitar gemir del terror cuando Orochimaru pegó ambas manos a sus costados, impidiéndole salir o escapar.

—¿Crees que soy capaz de hacerte daño después de todo lo que he invertido en ti? No puedo. Incluso ahora puedo verte mucho más allá que familia. —recorrió fríamente su cuerpo en una mirada vacía y llena de odio.

La chica por inercia pateó a Orochimaru en el estómago tomándolo desprevenido. El viperino rápidamente recobró la compostura seguidamente de limpiarse el hilo de sangre que salía de su boca.

Cuando se dió cuenta del error que había cometido, salió corriendo lo más rápido que podía, sabía de la presencia de Orochimaru puesto que este no se quedaría de brazos cruzados.

Aquí empezaba el juego para ambos.

Miyane tenía por su vida mientras que Orochimaru solo anhelaba poseerla.

—Ya he tenido suficiente contigo. —de los brazos del Sannin apareció una ráfaga de tres serpientes blancas que iban en dirección a Miyane.

Ésta los esquivo fácilmente haciendo un flip que dejaría a Orochimaru en la delantera. El azabache no pudo reaccionar a tiempo y cayó sobre el acantilado al que habían llegado. La pesadilla se estaba haciendo realidad y era algo que la chica sabía perfectamente, su tiempo ya estaba contado.

Bajó del árbol en cuclillas y se asomó hacía el vacío. En el fondo podía ver a su maestro mirando a las estrellas. Yacía inconsciente. La chica tomó rumbo de vuelta, sabía que tenía que huir antes de que los demás pudieran enterarse y matarla. Si bien a ellos no les tenía miedo ya que era más fuerte que ellos juntos.

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—¿Cómo es que te volviste tan fuerte? —el Sannin detuvo el entrenamiento de su alumna ya recuperada después de las sesiones químicas.

—Fue gracias a las últimas dosis de C8 que me diste.

—Veamos que tanto puedes igualarte a mi. —su maestro no le había dado tiempo de reaccionar y la atacó a puño limpio.

La pequeña evitó su golpe sin mucho esfuerzo. Dió un giro medio y ejecutó una serie de sellos con sus manos. Rápidamente de su boca salió una especie de víboras blancas, dejando inmóvil a su maestro.

Ejecutando ahora la secuencia para poder encender a las serpientes con un ataque combinado entre el fuego y el viento, unas cuchillas que amenazaron con lastimarlo.

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

La presencia de su querido maestro se había activado nuevamente, miró hacia atrás mientras que en el centro de la luna se veía la silueta de su creador. Tenía la mirada perdida y llena de rencor hacia él.

Se había quedado atónita viendo la escena. El Sannin no muy orgulloso contempló de manera psicópata a su estudiante. Estaba demasiado furioso como para tenerle piedad.

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⏰ Última actualización: Sep 10, 2021 ⏰

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Miedo, Sed y Placer |Orochimaru|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora